Su nombre tiene que ver con una suerte de seres imaginarios habitantes de los arroyos que eran conocidos como “Chanos”. Debido a la gran cantidad de representaciones del Dios de la Lluvia: Tláloc, que existen en la región, es muy probable que el nombre sea un recuerdo de los mitos que debieron acompañar a su devoción y culto.
Este sitio toma el nombre del conjunto de abrigos rocosos con casas en acantilado situados cerca de una población y formación del mismo nombre.
“Cueva de la Olla” recibió ese nombre por un granero de grandes dimensiones que se encuentra en el sitio, cuya forma redondeada recuerda la de una gran vasija.
“Las Cuarenta Casas” es el nombre con el que la población de la región bautizó al sitio, refiriéndose a un número indeterminado de abrigos rocosos con vestigios arqueológicos y aludiendo al número cuarenta por decir “muchas”.