Relevancia cultural
El asentamiento de las Cuarenta Casas fue importante en las relaciones que la antigua ciudad de Paquimé sostuvo con las regiones costeñas del Océano Pacífico y Golfo de California. Sus Pobladores originales cultivaron maíz, calabaza y leguminosas, recolectaron semillas de yuca, bellotas silvestres y el maguey, cazaban venado, conejo, roedores, así como aves de diferentes tipos de las cuales aprovechaban su carne y sus plumas para fines ornamentales y de intercambio, habiéndose hallado evidencias de estos restos en las excavaciones hechas a finales del siglo XX por el Dr. Arturo Guevara Sánchez.
También se hallaron algunos textiles (petates, cestas, guajes, sandalias, etc.) hechos de fibras naturales tales como: Agave, Yucca y Dasylirion. Son 10 los conjuntos de Abrigos rocosos que contienen construcciones arqueológicas con cuartos de paredes de tierra compactada, puertas y ventanas tipo “T”: cueva de las ventanas, cueva del gato, cueva del puente, cueva de las ratas, cueva de las tapias, cueva manchada, cueva del arroyo, cueva de la peña, cueva del arco y cueva de los nichos y restos de artefactos cerámicos y líticos con características de la iconografía prehispánica de la región.
Las primeras fotografías y descripciones técnicas de esta zona fueron realizadas por el explorador Noruego Carl Lumholtz en 1892, quién envió a registrar el sitio al Sr. Taylor, ingeniero civil y fotógrafo, y gracias a sus valiosas notas de campo Lumholtz pudo reportar este sitio en su libro el México desconocido.