• Su rehabilitación arquitectónica y actualización museográfica se realizó mediante el Promeza, y le coloca a la vanguardia de los recintos arqueológicos del área maya
• Exhibe 190 piezas recuperadas en el sitio, testimonios de esta ciudad antigua, una de las más poderosas del periodo Clásico (250-900 d.C.)
La historia del Museo de Sitio de Palenque (Musipa), “Alberto Ruz L’huillier”, comenzó hace 66 años, con una pequeña galera hecha de troncos y guano; en 1993, estrenó un nuevo espacio en el camino de acceso a la zona arqueológica y, este 22 de septiembre de 2024, abrió de nuevo sus puertas tras una reestructuración que lo consolida como uno de los recintos arqueológicos más notables del área maya.
La renovación, a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), órgano de la Secretaría de Cultura federal, se efectuó mediante el Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), derivado del proyecto Tren Maya.
Con la representación del director general del INAH, Diego Prieto Hernández, el coordinador nacional de Museos y Exposiciones del instituto, Juan Manuel Garibay López, explicó que la implementación del Promeza en Palenque, comprendió la rehabilitación arquitectónica y la actualización museográfica del inmueble, para garantizar la exposición de, aproximadamente, 190 piezas, que van desde delicadas figurillas de barro, hasta las grandes esculturas de piedra caliza, testimonios invaluables de esta ciudad antigua, una de las más poderosas del periodo Clásico (250-900 d.C.).
El Musipa cerró temporalmente el 22 de agosto de 2023, a partir de esa fecha comenzaron los trabajos para atender las cubiertas, el techo y las juntas constructivas, afectadas por filtraciones.
Las tareas ejecutadas por la constructora Lamat, implicaron la colocación de falsos plafones, tratamientos en cubiertas, sustitución de pisos, celosías y ventanales, entre otras, que garantizan condiciones de seguridad para el público y las piezas prehispánicas distribuidas en 1,570 metros cuadrados.
Sobre la actualización de los contenidos, el director del Musipa, José Pablo Bravo Coutiño, anotó que se integraron las propuestas de quienes han investigado la urbe maya, a lo largo del tiempo, desde el propio Alberto Ruz L’huillier, descubridor de la cámara funeraria de Pakal ‘el Grande’, hasta el titular del Proyecto Arqueológico Palenque, Arnoldo González Cruz.
Las publicaciones más recientes de las y los investigadores Martha Cuevas García, Alfonso Morales Cleveland, Rodrigo Liendo Stuardo, Roberto López Bravo y del epigrafista Guillermo Bernal Romero (1960-2021), entre otros especialistas, fueron consideradas en el guion que, en un lenguaje claro y accesible, brinda un viaje a Lakamha’, “Lugar de las grandes aguas”, el nombre antiguo de Palenque.
Algunos de los núcleos del recorrido son: La ciudad leída, Verde eterno, La ciudad habitada, La morada de los muertos y Ciudad de los dioses, que exploran aspectos como el desciframiento de la escritura maya, el aprovechamiento de los recursos naturales, el crecimiento urbano, la evolución arquitectónica, la religión y la política ejercidas por los linajes gobernantes.
Además de elocuentes piezas, algunas de las cuales permanecían inéditas en la bodega de bienes culturales, la puesta museográfica se vale de recursos multimedia, como videos y pantallas táctiles, para mostrar líneas de tiempo o la estructura de los portaincensarios, la cual representa el rostro de la tríada divina: GI, GII y GIII, o de antepasados de la dinastía palencana.
Bravo Coutiño destaca las imágenes aéreas captadas con tecnología LiDAR −que registra la presencia de estructuras arquitectónicas debajo del manto forestal−, las cuales podrán observarse en los recursos gráficos presentados en las distintas secciones del museo.
La Sala Interpretativa de la cripta del Templo de las Inscripciones, morada de los restos de K’inich Janaab’ Pakal, gobernante de Palenque en el siglo VII; o el ajuar funerario de su consorte, Tz’ak-b’u Ajaw, la “Reina Roja”, permanecen como algunos de los principales atractivos, aunque hay otras piezas y monumentos que abren nuevas interrogantes sobre la evolución de la urbe.
Es el caso de una vasija plomiza recuperada de un contexto arqueológico del Grupo C, cuya temporalidad (1000-1250 d.C.) es posterior al último periodo de ocupación de Palenque (850 y 900 d.C.), testimonio que abre la interrogante sobre cuándo ocurrió su abandono total.
A su vez, el Musipa da la bienvenida con las inscripciones más tempranas (400-600 d.C.) recuperadas en Palenque; y despide al visitante con el Tablero del Templo XVII o de los Guerreros, monumento creado en el reinado de K’inich Kan Bahlam, hacia 695-702 d.C., pero del que se extrajeron fragmentos para reubicarlos en el Templo XXI, como símbolo de legitimidad, por parte de K’inich Ahkal Mo’ Nahb’ III (721 d.C.-736 d.C.).
El Musipa también rinde homenaje a las exploraciones de la mítica Lakamha’, desde su primer reporte, en 1746, por Antonio Solís, hasta la visita de exploradores como Désiré Charnay, el primero en fotografiarla en 1859, varias de esas imágenes tempranas se muestran en el apartado La ciudad explorada.
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