• Gracias al apoyo de Fonatur, sitios de gran valor histórico serán abiertos a la visita pública y al turismo
• Salvamento arqueológico realizado por INAH ha permitido hallazgos de gran relevancia para el conocimiento arqueológico
• Con el Tren Maya se brinda nuevo esplendor a zonas arqueológicas y mejores instalaciones para la gente: Javier May, director general del Fonatur
El salvamento y la investigación del patrimonio arqueológico que conlleva el Tren Maya en el sureste mexicano permitirá, además del hallazgo, rescate y preservación de miles de vestigios y el mejoramiento de 27 zonas arqueológicas ubicadas a lo largo de su ruta, la inédita apertura al público de sitios históricos hasta ahora desconocidos por el turismo nacional e internacional.
Son los casos del área llamada Chichén Viejo o Serie Inicial, en Chichén Itzá, Yucatán, y la zona arqueológica de Ichkabal, recién incluida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) —por instrucción del Ejecutivo federal— en el Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), y a la cual se podrá llegar desde la estación Bacalar del Tren Maya, en Quintana Roo.
También se habilitará el Corredor Ecoarqueológico Paamul II, cuyo contexto fue reconocido gracias a la investigación y el rescate arqueológico que auspicia el Tren Maya, y donde se plantea un proyecto ecoturístico de bajo impacto que incluye el recorrido por un sistema de cuevas parcialmente inundadas como Paamul II, Garra de Jaguar, la Cueva de Las Manitas —donde existe pintura rupestre— y la cueva Ocho Balas, en la cual se localizó un bello templo maya del estilo costa oriental.
Para abrirse al público se contemplan, además, los conjuntos Nauyacas y Cresterías en la zona de monumentos arqueológicos Tulum-Tankah, también en mejoramiento gracias al Promeza del Tren Maya en Quintana Roo.
Y no sólo eso; 10 de las 27 zonas arqueológicas en mejoramiento contarán también con un Centro de Atención a Visitantes (Catvi), espacios que brindarán al turismo nacional e internacional una experiencia más agradable de su estancia y conocimiento de los sitios arqueológicos.
“Con el Tren Maya, las zonas arqueológicas del sureste tendrán un nuevo esplendor y más y mejores instalaciones para recibir a la gente”, afirmó recientemente el director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Javier May Rodríguez, durante una visita al Catvi de Palenque, Chiapas, que está en la última fase de construcción.
El salvamento arqueológico a lo largo de la ruta del Tren Maya registra más de 54 mil bienes inmuebles, entre caminos, albarradas, plataformas, unidades habitacionales, áreas residenciales, basamentos piramidales y otros edificios, así como más de un millón 220 mil fragmentos de cerámica.
Igualmente, más de mil 900 bienes muebles como vasijas, platos, cerámica, metates, instrumentos de piedra, herramientas, navajillas y puntas de flecha; más de mil 300 piezas en restauración, más de 850 vasijas y más de 640 enterramientos humanos.
En el trazo del Tren Maya también se han realizado hallazgos considerados por el INAH de gran valor histórico, como el de una escultura de atlante en Chichén Itzá y la de un cautivo en la Acrópolis de Ek Balam, así como un marcador de juego de pelota con relieves y glifos en desciframiento, también en Chichén Itzá.
De igual importancia fueron los hallazgos de una canoa prehispánica en muy buen estado de conservación encontrada en el cenote principal del sitio arqueológico San Andrés, Yucatán, así como otra escultura de piedra caliza de una figura humana decapitada, de tamaño natural, ofrendada —de acuerdo con el INAH— a las estructuras de la zona arqueológica de Oxkintok, en la Ruta Puuc de Yucatán.
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