• Entre las obras más emblemáticas que ha atendido se encuentra el mural América tropical, de David Alfaro Siqueiros, o el Santuario de Atotonilco, en Guanajuato
• El evento contó con la participación de familiares, amistades, colegas y discípulos del especialista
Por su trayectoria y aportes a la conservación de bienes culturales, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dependencia de la Secretaría de Cultura federal, realizó un homenaje al restaurador Agustín Espinosa Chávez, en el Auditorio Fray Bernardino de Sahagún, del Museo Nacional de Antropología, acompañado de familiares, amistades y colegas.
En el evento académico, organizado por la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) y la Gaceta de Museos del INAH, se dieron cita el director técnico de la Coordinación Nacional de Monumentos y Exposiciones (CNMyE), Miguel Ángel Trinidad Meléndez; la investigadora de la Dirección de Estudios Históricos (DEH), María del Consuelo Maquívar Maquívar; el investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Pedro Ángeles Jiménez; el consultor de artes Miguel Angel Corzo, y la restauradora de la CNCPC, Bertha Peña Tenorio.
“Más que a mí, es un reconocimiento a la profesión, porque es una distinción que merecen tanto la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, Manuel del Castillo Negrete, como la CNCPC, porque tienen la tarea de seguir formando a las nuevas generaciones”, expresó Espinosa Chávez.
En su intervención, Miguel Ángel Trinidad destacó la amplia carrera profesional del homenajeado, entre cuyos cargos resaltó su participación como profesor en cursos de restauración en la Escuela Nacional de Restauración y Museología de Bogotá, en Colombia, organizados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura; así como presidente del Consejo de Conservación y Restauración de Bienes Muebles e Inmuebles por Destino, del INAH.
Esta larga trayectoria, anotó el director técnico de la CNMyE, da cuenta de una vida de pasión por la conservación, “por lo que es importante recordar la experiencia del maestro, quien puso todo su conocimiento y esfuerzo en proyectos tan importantes como fue la restauración del Santuario de Atotonilco, cuya labor está contenida en el libro homónimo, publicado en 2015”.
Al tomar la palabra, la investigadora de la DEH, Consuelo Maquívar, destacó el trabajo de conservación que Espinosa Chávez realizó en la pintura mural del artista Miguel Cabrera (1695-1768), la cual se resguarda en el Templo de San Francisco Javier, en Tepotzotlán, Estado de México; y la intervención de la imagen del Señor del veneno, del siglo XVIII, ocasión en la que salió de la Catedral Metropolitana, para su restauración.
A su vez, el historiador Pedro Ángeles Jiménez subrayó que la restauración está intrínsecamente ligada a la historia del arte, y la labor de Agustín Espinosa es una muestra de esa vinculación y de su gran compromiso con esta disciplina: “Su participación en la restauración de los murales de Bonampak, en Chiapas, obra compleja y de largo aliento, es un buen ejemplo de cuanto hizo dentro del INAH”.
La dimensión de los objetos que fueron atendidos por el homenajeado fueron diversas, monumentales y compactas, en las cuales rescató valores culturales tangibles e intangibles.
Por su parte, el consultor de artes estadounidenses Miguel Angel Corzo recordó uno de los trabajos más significativos del restaurador, la intervención del único mural público de Alfaro Siqueiros en Estados Unidos, América tropical, de 24 por 5 metros, el cual fue pintado en el exterior del segundo piso del edificio Italian Hall, situado en Olvera Street, en Los Ángeles. La obra presentaba "un deterioro gravísimo, el cual fue atendido de manera urgente por Espinosa Chávez y su equipo, cuya acción fue fundamental para su conservación”.
A este proyecto le siguieron otros, explicó al relatar que él no solo aportó su experiencia y su pericia, sino que se destacó por un “profesionalismo impecable y su buen humor”, además de contar con un enfoque sistemático, “para Agustín no existía un problema sin solución.
“Es un privilegio ver trabajar de cerca a Agustín y a mi colega Cecilia, su esposa, formando a equipos jóvenes”, agregó tras resaltar su contribución al mundo del arte, de la cultura y la restauración.
Finalmente, la restauradora Bertha Peña Tenorio tomó la palabra para enfatizar que la profesión de restauración surgió en las entrañas del INAH, a finales de la década de 1960, y citó a algunas de las y los maestros que contribuyeron a la formación del homenajeado, como Agnes Ballesteros, Paolo y Laura Mora, Sheldon y Caroline Keck, Francoise Fleider y Sergio Arturo Montero, entre otros.
Actualmente, concluyó, “Agustín sigue trabajando y prepara dos publicaciones”, con lo cual continúa mostrando una gran pasión por su profesión.
Al final de los discursos, se le entregó una figurilla al restaurador y se invitó a las y los asistentes a firmar un libro para él.
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