• Con recursos del Promeza se atendió el edificio más grande de este sector, la antigua residencia del sajal ChakSuutz’
• En uno de los accesos a este inmueble antiguo se descubrió una osamenta humana con un sencillo ajuar cerámico
Luego de seis meses de actividades exploratorias y de consolidación arquitectónica, la plaza central del Grupo IV de la Zona Arqueológica de Palenque, un espacio que en los últimos años había limitado su ingreso a investigadores, se encuentra listo para recibir al turismo nacional e internacional.
Este complejo periférico, ubicado en el estado de Chiapas, ha sido puesto en valor gracias al Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), impulsado por el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Cultura federal y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Las labores en el Grupo IV fueron coordinadas por el arqueólogo Arnoldo González Cruz, responsable del proyecto y apoyado por los doctores Rodrigo Liendo Stuardo, Carlos Varela Scherrer y el arqueólogo Miguel Ángel Vázquez del Mercado. En la temporada de trabajo, concluida el 31 de julio de 2023, se puso énfasis en el edificio conocido como J1, una antigua estructura, la cual en tiempos prehispánicos tuvo usos administrativo, religioso y habitacional.
De dos pisos y 45 metros de largo en su fachada principal, este inmueble fue la residencia de ChakSuutz’, un sajal o noble con participación política y que tomaba parte en las guerras emprendidas contra señoríos mayas rivales, durante el gobierno de K’inich Ahkal Mo’ Nahb III, entre 721 y 736 d.C.
La exploración y consolidación en el Edificio J1 permitieron recolectar diversos objetos en un depósito hallado en el sector norte. Estos bienes, los cuales corroboran el uso mixto que tuvo la edificación, incluyen huesos de animales, materiales cerámicos, como restos de vasijas, vasos y platos; cuentas de jade que pudieron formar parte de collares u otros atavíos; instrumentos domésticos, como metates, navajillas de obsidiana y una concha marina trabajada para usarse como tintero; así como fragmentos de figurillas zoomorfas, de seres sobrenaturales y antropomorfas que evocan a sacerdotes o guerreros en trajes recubiertos con plumas.
También, en uno de los accesos del inmueble se halló una osamenta humana, catalogada como el Entierro 47, la cual estaba acompañada por un sencillo ajuar funerario, consistente en un cajete de cerámica. Los análisis preliminares han revelado que el esqueleto presenta modificación craneal y que fue colocado conforme a las antiguas costumbres palencanas: con la cabeza orientada al norte.
Un aspecto relevante para las y los especialistas es que este es el primer entierro localizado al interior de un edificio, ya que las decenas de osamentas descubiertas en años previos dentro del Grupo IV, se han ubicado bajo los niveles de piso de la plaza central del conjunto y en adoratorios de uso ritual, como los edificios J6 y J7, en los que se descubrieron cámaras funerarias que alojaban los cuerpos de ancestros relevantes para los antiguos habitantes de este enclave urbano.
Ante su próxima apertura oficial, en el Grupo IV se ultiman los detalles de los cedularios, la señalética y de la infraestructura de la que se valdrá para generar un circuito de visita en torno a los cinco edificios que lo componen: J1, J2, J3, J6 y J7.
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