Restauradoras de la ENCRyM realizaron trabajos de mantenimiento al esqueleto del mamut Nochipa

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) llevó a cabo trabajos de conservación preventiva y mantenimiento menor en el esqueleto de un mamut colombino, bautizado como Nochipa, y en la pata de un ejemplar macho de esta misma especie, que se exhiben en el Museo Paleontológico de Santa Lucía Quinametzin y fueron recuperados durante el salvamento arqueológico enmarcado en la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.

En el caso del esqueleto, que corresponde a una hembra de aproximadamente 43 años de edad y data del Pleistoceno Tardío (40,000 a 10,000 años antes de nuestra era), se realizaron procesos de limpieza mecánicos con brochas y otros instrumentales que no generan abrasión. Además, se efectuó consolidación por fijado, de forma mínima, en algunas partes, pues, aunque se trata de material óseo fosilizado, puede sufrir grietas.

“Identificamos áreas que requieren vigilancia para evitar alteraciones, e hicimos registros de temperatura y de humedad, que son factores importantes de deterioro, por lo que el control ambiental debe establecerse como medida permanente”, informó la restauradora de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), Isabel Medina-González, quien también observó que el montaje cumpliera su función, sin generar alteraciones a los restos fósiles.

En cuanto a la pata, se detectaron elementos que requieren de un mayor análisis para tomar la mejor decisión sobre su tratamiento, dado que proviene de un contexto rico en sales solubles. “El diagnóstico de ambos fósiles se hizo de manera minuciosa, estandarizada, parametrizada y detallada, con registros y un glosario que permitirá establecer una revisión cada vez que se haga limpieza, así como monitorear si las alteraciones han experimentado cambios, para propiciar su manejo efectivo”, anotó.

El equipo de trabajo se complementó con la restauradora Mónica Pinillos y la estudiante Stephanie Herrera. En tanto, la responsable del Centro de Investigación Paleontológica Quinametzin (CIPAQ) e investigadora del INAH, Felisa Aguilar Arellano, gestionó la autorización ante la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones y el Grupo Mundo Maya —administrador del repositorio—, para realizar dichas actividades, con el apoyo de la capitán a cargo del recinto, Vanessa Olvera.

Se contó con la participación del investigador, asignado al INAH por la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, Ángel Ramírez, quien actualmente estudia las enfermedades que aquejaron a Nochipa antes de su fallecimiento, e hizo un registro gráfico y fotográfico de cada uno de sus huesos, para identificar fenómenos visibles y entender lo que le sucedió en vida. “El espacio fue un aula abierta, donde él llevó a sus estudiantes para que examinaran al ejemplar directamente”, refirió Aguilar Arellano.

La colaboración entre las especialistas, que inició con el Centro INAH Coahuila, derivó del interés por consolidar labores de conservación paleontológica, tanto en museos del INAH como de comunidades y del propio CIPAQ, con miras a formalizar un área especializada y a efectuar acciones más coordinadas e interdisciplinarias.

“El patrimonio paleontológico de este país es enorme e implica una responsabilidad institucional extraordinaria, por lo que es importante tomar acciones en el presente frente a la formación de capacidades”, dijo Medina-González al destacar la importancia de formar a nuevas generaciones.

Es por ello, comentó, tuvieron la intención de compartir con el público del museo que el mantenimiento es algo recurrente, sobre todo en piezas que no cuentan con vitrina. “Que te vean trabajando y puedan identificar a un paleontólogo o a un restaurador quizá inspire a las nuevas generaciones a estudiar estas disciplinas”.

Por último, Aguilar Arellano indicó que, además de difundir la investigación en torno a los elementos recuperados durante el salvamento arqueológico, la labor también implica sensibilizar sobre la creencia de que los fósiles, una vez excavados, ya no precisan de tratamiento. “Hay una serie de acciones durante los procesos de excavación, extracción, estabilización y exhibición, y requieren de seguimiento”.