• La investigadora, especializada en semiótica y estudios de la transdisciplinariedad, ha impartido clases en esta escuela durante 42 años
• En el evento, la académica presentó una serie de seis libros electrónicos de descarga gratuita, en los que participó como editora
En palabras de sus alumnos y colegas de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Julieta Haidar Esperidiao (1944) ha sido siempre una persona “desubicada”. Al rendirle esta mañana un homenaje por sus más de 50 años de labor docente, mencionaron que tal calificativo no es en afán doloso, sino más bien para resaltar el hecho de que su carácter nunca, en ningún lugar, ha permanecido inmóvil.
En el Auditorio Román Piña Chan de esta casa de estudios de la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se rememoró cuando la investigadora tomó la decisión de dejar su natal Brasil para radicar en nuestro país y formar una parte activa de los estudios semióticos, literarios y de la comunidad académica en general.
En representación del director general del INAH, Diego Prieto Hernández, el director interino de la ENAH, José Luis Castrejón Caballero, comentó el orgullo que es para esta escuela contar entre sus cuadros docentes con personas de la sabiduría, la solidaridad y la sensibilidad que caracterizan a la doctora Julieta Haidar.
“Este año celebramos el 85 aniversario de la ENAH y, a menudo, evocamos a los fundadores de nuestra escuela, pero también es importante que reconozcamos a quienes han contribuido a su consolidación en épocas más recientes”, expresó el antropólogo.
Asimismo, subrayó la importancia que reviste a los 42 años de labor docente de Julieta Haidar en la ENAH, los cuales se suman a una década más de clases impartidas en Brasil, Ecuador y Perú, “ya que un simple cálculo muestra que ha formado parte de la mitad de la vida de esta escuela”.
Un ejemplo de la incesante actividad de la homenajeada son seis libros electrónicos de descarga gratuita, los cuales fueron presentados y son producto de una serie bajo su cuidado editorial, y en la que participan, como autores, varios de sus alumnos.
Coeditadas por la ENAH y la editorial Analéctica, las obras llevan por título: Reconstruir las memorias del agua: Resistencias al olvido en el lago de Texcoco, de Óscar Ochoa Flores; Tejedores de sabiduría insurgente: cine documental y narrativas desobedientes contra el destierro, de Isabel Galindo Aguilar; y La semiosfera del diablo transcultural-transfronterizo: aesthesis-ritual-comunal-decolonial, de David Terrazas Tello.
Así como No ha de ser cosa buena. Análisis discursivo-semiótico de relatos orales sobre brujería, escrito por Gabriel Verduzco Argüelles; Amo tlacohualli in tlahtolli. “La palabra no se vende”, de Pedro Reygadas Robles Gil; y la obra colectiva Tejiendo diálogos. Reflexiones contemporáneas sobre la expresión y el sentido, coordinada por Olivia Fragoso Susunaga, María Teresa Olalde Ramos y Gustavo Garduño Oropeza.
Con la participación del jefe de Convenios, del secretario académico y del titular del Departamento de Publicaciones de la ENAH, César Lozano Cabello, de Vladimir Mompeller Prado y Luis de la Peña Martínez, respectivamente, el homenaje finalizó con una breve pero emotiva participación de la propia investigadora.
“Para mí este es un momento irrepetible. Hemos compartido muchas experiencias durante 42 años y es momento de ir cerrando etapas; sin embargo, lo importante y lo bonito de la complejidad es que, mientras una puerta se cierra, también se abre hacia otra dirección”.
