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En conferencia magistral, el antropólogo Emmanuel Désveaux revisita el americanismo de Claude Lévi-Strauss. Foto: Mauricio Marat. INAH.

• El director de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, en París, fue invitado por el INAH y la Embajada de Francia en México

• Su participación se inscribe en un homenaje al antropólogo fundador del estructuralismo antropológico, de cuya ausencia se cumplirán 15 años

Boletín 233

 

Una de las preocupaciones del reconocido antropólogo y filósofo francés Emmanuel Désveaux ha sido reivindicar a Norteamérica en el horizonte etnográfico de las grandes discusiones teóricas, planteando a nuestro hemisferio como un vasto sistema de transformaciones y, al mismo tiempo, como una mega-área cultural, al retomar las Mitológicas, de Claude Lévi-Strauss (1908-2009).

 

El director de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS), en París, fue invitado por la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y la Embajada de Francia en México, a impartir una conferencia magistral, en el marco de un homenaje al fundador del estructuralismo antropológico.

 

Representantes de la Secretaría Técnica y de la Coordinación Nacional de Antropología del INAH, y de la delegación diplomática pugnaron por fortalecer el intercambio académico entre las principales instituciones dedicadas a las ciencias antropológicas, en ambos países. En este sentido, dijeron, la presencia de Emmanuel Désveaux debe verse como el inicio de una etapa de mayor reciprocidad.

 

Para comenzar su conferencia magistral, titulada Lévi-Strauss o el espejo roto y reconstituido de América, el antropólogo francés brindó una hipótesis del porqué un americanista como él, interesado tanto por la Amazonía, el Gran Chaco o América del Norte, “parece haber evitado Mesoamérica. Las veces que hace referencia a esta área se cuentan con una mano; de hecho, es lo mismo para las altas tierras andinas”.

 

El interés del filósofo, dijo, fue lo que llamó la “Mitología espontánea”; “es más fácil identificar las transformaciones lógicas que unen entre sí los relatos de poblaciones vecinas o lejanas; mientras que, en sociedades complejas como las mesoamericanas, el investigador se enfrenta al corpus que ha sido trabajado por sacerdotes. Estos han tendido, para proteger su posición social, a crear una mitología más sofisticada y, por lo tanto, más esotérica”.

 

Los corpus de relatos con una “transparencia alterada” resultan en sus condiciones impropias para el análisis estructural y conviene ponerlos al margen, consideró el autor de Palabra y sustancia. Antropología comparada de América y Europa, quien en la actualidad prepara una exposición en la Biblioteca Nacional de Francia, sobre la formación del pensamiento de Lévi-Strauss durante su estancia en Brasil, a donde llegó en 1935.

 

Esta experiencia significó su primera y definitiva inmersión en el trabajo de campo entre diversos pueblos indígenas (bororo, caduveo, nambikwara y tupi-kawahib). Junto a su labor docente en la Universidad de São Paulo, sus expediciones etnográficas en el Mato Grosso le permitieron desarrollar ciertos temas centrales en su obra posterior, como las relaciones de parentesco, el intercambio, el arte indígena o la mitología.

 

“Lévi-Strauss no es antropólogo de formación, se inició como autodidacta en esta disciplina durante su estancia en Brasil, y lo hizo bajo influencias teóricas diversas (la filosofía de Rousseau, la escuela sociológica francesa de Durkheim y Mauss, el marxismo, el psicoanálisis), las cuales le permitieron poseer la metodología más rigurosa, sobre todo en lo relativo al evolucionismo, a merced de los prejuicios y las conjeturas.

 

“Su exilio en Nueva York lo puso en contacto con la Escuela Estructuralista estadounidense. Ahí, alejándose por un tiempo del americanismo, extrae de los datos etnográficos, procedentes principalmente de Australia y Asia Meridional, los materiales necesarios para la redacción de Las estructuras elementales de parentesco (1949)”, reconocida instantáneamente como una de las obras más importantes de la antropología”, expuso Emmanuel Désveaux.

 

No obstante, añadió, Mitológicas, una obra de cuatro volúmenes desarrollada a lo largo los años 60, pertenece exclusivamente a América; los dos primeros destinados a su hemisferio sur: Lo crudo y lo cocido y De la miel a las cenizas; el tercero, El origen de las maneras de mesa, gira al septentrión del continente y, finalmente, publicaría El hombre desnudo, en 1971.

 

En su exposición, Désveaux recordó la forma en que lo determinó esta magna obra, ya que fue el propio Lévi-Strauss quien le animó a realizar trabajo de campo en pueblos indígenas norteamericanos. Entre 1979 y 1983, pasó largas temporadas entre los ojibwa, en el noroeste de Ontario, Canadá. A contracorriente del determinismo ecológico e histórico para interpretar a estas sociedades de cazadores-recolectores, recurrió a su mitología para llegar al corazón de la alteridad cultural con la que le enfrentaba su etnografía.

 

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