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Sierra de Zongolica, en Veracruz

En el marco de la cosmovisión de los nahuas de la Sierra de Zongolica, muchas de las muertes de sus paisanos son el producto de los ritos del mal o tlachiwilistli, pues conciben la posibilidad de que otra persona mediante un especialista ritual denominado tetlachiwia (“el que hace maldades”), pueda tener la facultad de influir en las divinidades, en lo sobrenatural, para dañar a otro ser humano.

  

De acuerdo con Iván Romero Redondo, investigador adscrito al Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el estado de Veracruz, y quien ha dedicado gran parte de sus trabajos antropológicos al análisis del conjunto de creencias de este grupo indígena, entre ellos se distinguen por lo menos tres tipos de muerte (mikilistli).


 
El primero de ellos puede deberse a accidentes, caída de un rayo, piquete de víbora, percance laboral, entre otros factores. Uno más refiere a muerte natural, enfermedad, vejez, etcétera; y en tercer término se halla el deceso por efecto de asesinatos y brujería, en las que se establece a la violencia como un principio determinante, en tanto, una potencia humana.


       
“En los diversos pueblos nahuas asentados en la Sierra de Zongolica, prevalece una intensa actividad ritual, que en muchas situaciones y contextos, devela el conflicto y la tensión al interior de la comunidad. Estas expresiones de tensión y conflicto, llegan a ser asumidas y representadas en términos de la tegogolia (rencor), tegogole (odio) o en caso extremo de la práctica del rito del mal (tlachiwilistli), por ejemplo”.


       
Para el especialista, partícipe del proyecto institucional Etnografía de las Regiones Indígenas de México en el Nuevo Milenio —cuya línea de investigación más reciente fue Cosmovisión y Mitología—, para los nahuas de esta zona, la vida y la muerte son procesos de asociación y disociación entre elementos corpóreos y etéreos, de un cuerpo que sirve como depositario de entidades anímicas.


 
Entre los pobladores, el mal está representado por el tlakatecolotl, a quien conciben como al diablo o en otros casos, jerárquicamente, superior al demonio católico. “El tlakatecolotl es en efecto el ‘hombre búho’, acepción que devela su vínculo con la naturaleza y lo sobrenatural; en otro análisis, también responde a ‘el hombre del corazón carbonizado’.”


 
“El tlakatecolotl es el santo patrono de los tetlachiwia, es decir, de los especialistas de los ritos del mal; la creencia popular —configurada mediante cuentos, leyendas y mitos—, señala que varios de los atributos de éstos devienen de su relación y contacto con el tlakatecolotl, al cual, la mayoría de los ritos celebrados en la noche tienen como objetivo encontrarlo para favorecer un acto censurado socialmente”, explicó el antropólogo social.


 
Los nahuas —dijo— conciben, que el tlakatecolotl reside en el centro de la tierra, en los “sótanos”, lo consideran como el señor del mitlán, y es a través de las cuevas por las que se puede acceder a los reinos de esta deidad. Asimismo, su concepción como hombre búho, lleva implícito que su canto anuncie el  desencadenamiento de tragedias y malestares.


 
Esta ave nocturna presagia para los nahuas, particularmente, para quien lo escucha, enfermedades graves o situaciones adversas para alguien de su familia, cuya fatalidad es inevitable y casi siempre es advertencia de muerte violenta o brujería.


 
En este sentido —apuntó Iván Romero—, muchas de las revelaciones y evidencia de lo sagrado, del diálogo divino con lo sobrenatural, se instaura dentro de los propios individuos, por medio de los sueños. En lengua náhuatl, soñar corresponde al concepto tetemikilistli, cuya raíz es la palabra muerte, de esa manera la somnolencia se erige como un espacio que permite disociar temporalmente la unidad de la persona.


 
“En el marco de la experiencia del tetemikilistli, el individuo es capaz de experimentar viajes a otros mundos, y encontrarse con el tonalli (concebido de forma semejante al alma de la religión católica) de otros individuos, o de platicar con dioses o divinidades y/o viajar directamente a la región de los muertos.”


       
“Los nahuas coinciden en determinar el carácter premonitorio de los sueños. Ejemplo de ello es cuando sueñan con familiares, amigos o vecinos muertos, ello implica que alguien de la familia morirá asesinado o asesinará en aras de defender a la familia o al patrimonio familiar, como la tierra”.


 
El especialista del INAH concluyó que al tratar la cosmovisión de los nahuas de la Sierra de Zongolica mediante los ejes de la muerte (mikilistli) y el tlachiwilistli (brujería), existen elementos para deducir que ellos experimentan la realidad bajo la interacción constante, íntegra e imbricada de los diversos planos: social, natural y sobrenatural.

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