Se trata de un sitio de la cultura Xajay que se desarrolló entre el año 300 y 1100. Aparentemente es el heredero de la cultura Chupícuaro del Preclásico del Bajío y relacionado con el origen de los otomíes del Valle del Mezquital. El sitio está sacralizado a Otontecutli, el Dios del Fuego Viejo, advocación otomí.
El sitio fue bautizado por Ignacio Bernal como Dainzú, al enterarse de que los pobladores de la zona le conocían con un nombre similar a Dannizhú, refiriéndose en lengua zapoteca a “cerro de órganos”
El topónimo de esta Sierra se relaciona con el nombre de un “Pueblo de Visita”, pequeña capilla temporal fundada en la parte más alta de estas montañas y que estaba bajo la jurisdicción de la Misión Jesuita de San Ignacio Kadakamaang.
El término hace referencia a los restos quemados encontrados en el lugar al extraer piedra para la construcción de la hacienda.
La Zona Arqueológica Cerro de las Ventanas debe su nombre a un muro de mampostería de manufactura prehispánica, el cual tiene orificios que semejan ventanas. Se construyó sobre el frente de roca en la peña más alta del cerro, y se aprecia desde el valle."