In Memoriam

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In Memoriam

 

Un fedayín de la cultura morelense. Adalberto Ríos Szalay (1943-2024).

Entrevista por Gustavo Yitzaack Garibay

In memoriam

 

Adalberto Ríos Szalay (ARS) es el morelense más universal y documentalista más importante del patrimonio biocultural de México. Ríos fue un hombre forjador y colaborador de instituciones culturales y científicas como el INAH, el CONACULTA, el Conacyt y la CONABIO. A últimas fechas Ríos Szalay respaldó intelectual y políticamente la iniciativa de Ley de Cultura y Derechos Culturales para el Estado de Morelos ciudadana impulsada por el Movimiento Cultura 33+3.

 

Influido por su amistad con los antropólogos Rodolfo Stavenhagen y Guillermo Bonfil Batalla, junto con el filósofo Ricardo Guerra, propuso la creación del Instituto de Cultura de Morelos. Su obra, más de un millón de imágenes fue declarada en diciembre Memoria del Mundo-México de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Con su muerte, Morelos cierra un ciclo en la historia de la promoción y el desarrollo Cultural. Recupero algunos fragmentos de tres entrevistas:

 

G.G.- Carlos Fuentes decía que “nacer mexicanos convierte en experiencia nuestro destino”, yo le preguntaría a usted que es un apasionado de Morelos, un defensor del patrimonio ¿qué significa para usted ser morelense?

A.R.- lo primero que significa para mí es una suerte enorme de nacer, vuelvo a insistir, en un pequeño Estado territorialmente hablando, inversamente proporcional a su rol en la historia de México, de todas las épocas. Yo creo que nosotros somos taciturnos, no somos jarochos, te lo decía yo ayer, no somos veracruzanos, no somos yucatecos, sonorenses exaltados pero la gente aquí es… es brava, es tremenda, es de una sola pieza, entonces forjarse en eso… qué lástima que algunos que vivan aquí no se dan cuenta y lo aprovechen. Me decía Valentín que él admiraba mucho a un hombre que un día llegó a su casa y le tocó, “señor yo sé que usted es historiador y que además usted es el cronista, vengo a que me diga adonde llegué”, él era un hombre que acababa de llegar a vivir a Morelos, le regaló quince libros y el otro se fue a leerlos todos. Cuando revisamos nuestra historia te va creando un compromiso y una identificación plena ¿verdad? más allá de cosas folklorizadas, más allá de ciruelas y más allá de chinelos que, desde luego, son muy importantes y muy sabrosas las ciruelas, pero… pero saber en dónde estamos me parece a mí que es una fortuna y yo creo que también pueden decir lo mismo los hidalguenses y los coahuilenses y todos tenemos la obligación de revisar de dónde venimos para saber a dónde podemos ir y cuál es nuestro compromiso ¿no? entonces, para mí Morelos es un pequeño Estado en un pequeño territorio, un gran Estado en un pequeño territorio así, un gran Estado en un pequeño territorio y a mí se me ocurrió una frase que, desde luego, no es nada original, seguramente hasta los griegos la han de haber dicho, vete tú a saber, porque dicen que cuando uno escribe y que cuando uno escribe libros, lo decía Marcel Proust, es como un cementerio donde la mayor parte de los nombres de las tumbas se han borrado ¿no? Pero yo, para mí valemos por lo que somos y somos por lo que hemos heredado y aportemos generacionalmente, si no nos podemos quedar regodeándonos “viva México” y “con México en la piel” y vaciladas así ¿no? No, no, no, yo creo que si estamos claros qué somos, que valemos por lo que somos y somos por lo que hemos heredado, sin chovinismos, y por lo que aportemos generacionalmente, es lo más importante, creo que ese es el gran sentido de nuestra vida que puede tener y este, nuestro gran compromiso ¿no? a futuro y de esto podemos incluir desde Cuauhnáhuac, música sinfónica, Tlayacapan con sus cuestiones, los jaripeos, nuestra comida, nuestra manera de construir las casas, nuestra manera de ligarnos con el pericón y celebrarlo anualmente para evitar los malos espíritus, hasta la presencia de la ciencia y de la tecnología y de la cultura, que ahora quizás es nuestro compromiso defender lo que hizo el pueblo de México, el pueblo de Morelos también su parte, para crear estas  instituciones que mencioné antes que son fundamentales en México. Yo tuve la fortuna de ser maestro de carrera en la UNAM y de… tenemos que defender eso, tenemos que defender el sistema nacional de becas, tenemos que defender y, desde luego, limpiar la mugre y la corrupción, sí, sin duda estamos en contra de eso, pero hay maneras de hacerlo, de manera que no sea fascista que no sea nazifacista; cuando se habla de entidades es el peligro también, si uno no lo ubica con cosas serias, si uno no lo ubica en su pleno valor cultural, científico y tecnológico, también uno se puede convertir, puede proponer la identidad como un hecho excluyente, que debe de ser al revés, como lo hizo Valentín. Morelos siempre ha sido incluyente, yo creo que es una de nuestras grandes virtudes, aquí nunca se le ha puesto apodo a nadie, aquí nunca se ha pedido como algunas eh… alrededor de  adornitos o alrededor de placas que he visto en otros Estados de la República que dicen mata un chilango, haz patria ¿no? aquí han sido bienvenidos todos, algunos se han aprovechados brutalmente hasta encaramarse en la gubernatura del Estado.

 


G.G.- Usted ha tenido la oportunidad incluso de conocer a gran cantidad de estos personajes que llegaron a vivir a Morelos, haciendo alusión a ese cosmopolitismo, le toca nacer en una Cuernavaca en este proceso de resurgimiento, de esplendor, ¿qué imagen guarda de eso?


A.R.- Cómo no, pues bueno, desde conocer a Lemercié porque vino un amigo francés y me pidió ir a conocerlo, entonces fuimos a hacerle una entrevista y la disfruté muchísimo, tuve la suerte, bueno, por las razones del puesto que me tocó, de conocer a Vlady, de conocer a Ricardo Garibay,  de conocer a la directora del museo Brady, de conocer al exilio español que teníamos que ponerlo en primer lugar, de conocer a ¿quién te podría decir? es que por dónde lo nombremos.

 


G.G.- a Ricardo Guerra, Rodolfo Stavenhagen…

A.R.- Ricardo Guerra, a Rodolfo Stavenhagen, a quien más, a este director de orquesta de origen chiapaneco ahorita recordaré el nombre…no es alzheimer, fue un compositor cuyo padre fue uno de los más grandes zootecnistas y ecólogos que ha habido en nuestro país, don Miguel ahorita me acuerdo, Carlos Montemayor, que precisamente mis hijos me llevaron, me obligaron a hacer el posgrado en antropología y me llamó Guerra y me nombraron miembro de la junta de gobierno, pero además me dice Ricardo “métete a estudiar y dicen tus hijos que antropología” y yo le dije “no soy antropólogo”, “a ver lo último que has hecho”, entonces traje, suena muy mamila, ya lo sé, pero traje diez ó quince libros ahí y dijeron “pero vas para adentro” ¿verdad? Marcos Moctezuma, estaba este… López Austin ¿no?, Guillermo Bonfil que vivió en casa de mi hermano Jorge aquí, y ahí escribió buena parte del “México profundo”, Leonel Durán, este… hasta esta Lourdes Arizpe que fue directora ni más ni menos que de cultura pero en la Unesco y ella venía y me hablaba, me hacía ese honor y nos íbamos a comer y me decía “mira, se está gestando esto, qué opinas sobre el patrimonio inmaterial de la humanidad”, “me pareció eso una jalada”, le digo, el patrimonio construido es un reconocimiento que tenemos que hacer a los arquitectos de todas las generaciones, que es el arte que como un imán jala a las demás artes, a la escultura, la poesía, la pintura, la música pero todo tiene un nombre, entonces ponerle un nombre inmaterial ¿o qué otro le decían?

 

G.G.- intangible.

A.R.- ¡intangible! Mira, acabo de hacer un trabajo en Tlaxcala sobre el mole prieto y las moleras, estaban preparando una olla para 400 personas, si se te cae en la cabeza aceptarás que no es intangible y decir que es lo que no se puede tocar entonces démosle la noticia que la marcha de Zacatecas en Zacatecas no debe volverse a escuchar, tiene nombre, se llama música, se llama poesía, se llama gastronomía, para qué inventan nombres, a veces la Unesco tan tiene mal tino, la Unesco es admirable, yo he estado ahí y me he atrevido a… México es una potencia, es potencia cultural y la gente aplaudía, pero decir que la cocina es inmaterial o que hay que inventar un nombre rarito no tiene sentido, tan es así que ninguna persona, aún en el ambiente en que tú te mueves como historiador, nadie dice patrimonio mundial, dicen patrimonio cultural de la humanidad, ese término no existe, se llaman patrimonios mundiales, pero patrimonio mundial suena como al béisbol, en cambio, el patrimonio cultural de la humanidad, que le ha puesto el pueblo, de todos los pueblos del mundo, es el mejor término y también en esto, si nos dejáramos un poco de decir si el patrimonio construido, si el patrimonio inmaterial… en dado caso, de acuerdo, la danza, la música, la poesía, entonces este… imagínate esa suerte que tuvimos los morelenses de que estuviera José Agustín en Cuautla, de que Ricardo Garibay estuviera haciendo refunfuños aquí en su casa y me acuerdo que, por cierto, un día fui con su hijo que es antropólogo, y nos dicen “dónde estuvieron”, él, con toda su manera de hablar “en Sonora, con los seris”, “ah, sus salvajes”, le digo “oiga, no hable así” y Ricardo ya nada más hizo así, el antropólogo: “papá, ya hemos discutido mucho esto”, no, no, no, es que no hay y me dijo “es que son pueblos, los pueblos salvajes por ejemplo, no tienen ninguna aportación al amor”, “¿y el kamasutra?” le digo, “no sea tramposo”, dije “mire, maestro, usted habla tan hermosamente el español, lo maneja tanto que tiene derecho a la ampulosidad que lo distingue”, “¿cómo me dijo?” “ampuloso”, le dije, “¿cómo me llamó, me llama ampuloso a mí?” ”Ay, maestro, párese y véase en el espejo con el traje”, con el kimono que traía puesto, por favor, pero bueno, ahora sí como diría ya sabes quién, con todo respeto, sin duda era un hombre extraordinario que tenía derecho a decir muchas cosas y hasta payasear con eso ¿no? ¿verdad? pero bueno, estas reuniones de Alberto Vadas y por cierto había varios, otro pianista muy parecido que vivía aquí, húngaro, esos desayunos que hacía Alberto Vadas donde estaba Santiago Genovés, que siempre empezaba diciendo “…en la guerra incivil española…” y empezaba todo su número hablando de la balsa, con la balsa que cruzó el océano. Un día, por cierto, hay una cena en casa de Víctor Contreras que también vino del extranjero, vino de Jalisco, y entonces en la cena está Genovés, estamos otras personas y entonces dice Genovés al final de los postres: “quiero felicitarlos porque es la primera vez en muchísimos años en que nadie me hizo preguntas sobre la balsa”, o sea, háganme preguntas sobre la balsa y entonces el padrastro de Víctor Contreras, un viejito simpatiquísimo que estaba en el fondo dijo “me permiten la intervención”, sí, “maestro Santiago Genovés, yo creo que usted en esa balsa se echó a la sueca, a la negra, a la rubia, a la morena y a la pelirroja”, “bueno, mire, no se las echó de enemigas, maestro” le digo, como eso había muchas cosas, bueno, desde luego la UNAM me pidió que yo hiciera un trabajo sobre Donald Cordry, que qué pena que su casa fue vendida y toda la colección maravillosa de arte popular que hizo este hombre, toda la colección fotográfica; su mujer me dijo “no la voy a dejar, no la voy a dejar, me da mucha pena, me hubiera gustado que se quedara en México pero se va a los Estados Unidos” qué pena, ¿no? No conocí a Brady pero sí he visto su trabajo mil veces, la presencia de Jacqueline Baker, la presencia de Paul Newman, la presencia de Dolores del Río en esa casa, la presencia de los súper grandes de la cultura.

 

G.G.- María Félix…

A.R: María Félix, desde luego, bueno, a María Félix sí la conocí, pero bueno, al menos sí se logró que Brady dejara eso como un gran museo extraordinario ¿no? María Félix, te digo, la conocí y me dijo, era como una niña chiquita porque le hablé un día para invitarla a la inauguración de una de las salas que abrimos, la de Zacarías y me dijo “¡oye, qué buena noticia me das porque él fue mi primer director, ahí estaré desde luego!” Canija que era, seguramente cuando se había levantado en ese momento y ya que faltaban tres días para la inauguración me habla y me dice, “oye, fíjate que me acordé de algo, que ese viejo me faltó el respeto hace 50 años por lo cual no pienso ir”, y yo le dije “Doña, por favor”, no sé cuánto, “¡no voy a ir!” Y me cuelga, entonces le hago una carta y se la mando, se la entregan en la mano y me habla al ratito “oye, ya leí tu carta, tienes razón, yo no le puedo hacer una grosería el estado de Morelos, si Zacarías me lo hizo a mí, allá él, pero yo no la voy a hacer a Morelos así es que vamos a hacer lo siguiente ¿qué día es la inauguración?” Le digo “el viernes a las 9 de la noche”, “ah, pues entonces qué te parece si nos vamos a cenar a las 8:30 de la noche tú y yo” y le dije “y el gobernador”, “desde luego, invítalo, nos vamos a cenar los tres”, media hora antes de la inauguración, entonces solté la carcajada y se empezó a reír ella también, le dije “nada más vamos a ir a cenar pero después de la inauguración”, “está bien”, me dice, “entonces nada más que te advierto una cosa ¿dónde vamos a cenar?” “¿Qué le parece en la casa Morelos? “Sí, pero con una condición, no debe haber ninguna mujer más que yo”. “No, sí va a haber otra mujer” “¿quién?” “La esposa del gobernador, es una jovencita”, le digo, “ah, bueno, está bien así ¿y quién más?” “Le voy a decir a Rafael Cauduro y le voy a decir a estos” y ya llegamos y fue un espectáculo, pero te digo que era como una niña, porque llegamos con varios libros de Morelos y a la entrada los puse en un mueble, claro que la entrada fue tipo María Félix, entró y el fotógrafo del gobernador, un hombre mayor le tomó una foto y le dice “¿quién le autorizó a tomarme fotos? cómo se atreve” y se le va caminando así con la ceja levantada y le dije yo “¡María!” yo no la conocía como para decirle así ¿no? y voltea también con la ceja levantada y me hace así y le digo silencio, cámara, acción, le digo yo así, dice “¿cómo me pides acción delante de tantos caballeros?” tremenda la mujer, pero hizo su casa en Morelos y volteaba a ver los libros, y volteaba a ver los libros, “¿y eso qué es?” es un regalo y como niña chiquita “¿mi regalo?” Se lo traigo “¿y qué es esto? ¿esto es Morelos?” y lo empezó a ver y lo empezó a ver y lo empezó a ver y no soltaba los libros y dice “yo soy morelense” dice, “yo soy morelense y ustedes lo saben bien”, “no”, le digo, “naciste en Sonora, naciste en Álamos, Sonora que es un bello pueblo maravilloso, yo estado ahí y nació ahí también el doctor Ortiz Tirado”, “nací en Morelos”, me dijo, ella voltea, está bien y bueno, todo eso nutrió a Morelos ¿no? y los personajes que había desde la gente del Guggenheimque vivían aquí.

 

G.G: Gelman…

A.R: Gelman y también esta ¿cómo se llamaba? Dority, Dorothy qué vivían acá y este… yo creo que podemos hacer una lista desde la reina de Italia pasando por grandes líderes de la mafia, futbolistas locos, una cantidad de gente que le dio un carácter cosmopolita a nuestra ciudad, que ya la traía, te decía yo que desde la época prehispánica éramos ciudad de cruces, una ciudad abierta, ciudad hospitalaria y eso nutrió mucho a Morelos, primero, desde el punto de vista de la frivolidad y que el Sha de Irán y todas estas personas pero también bueno, Alfonso Reyes, Sarita Montiel…

 

G.G.- Morrow, el embajador.

A.R.- el embajador Morrow yo me llegué a encontrar a Alain Delon, ya las nuevas generaciones no saben ni quién fue, menos quién fue Brigitte Bardot, pero ellos andaban aquí revoloteando ¿verdad? Houston, todos ellos…

 

G.G.- los Kennedy, Monroe, Marylin Monroe…

A.R: así es, son personas que vivieron aquí, y ayer mencionamos a Lucy Cabarga, que fue uno de esos polos de atracción que después que escaparon del fascismo en Italia le dije… yo escribí un artículo… llegó como Carmen Miranda a la Habana y después vino a dar acá, y cuando conoce Cuernavaca, como muchos de ellos me lo contaron también, deciden quedarse aquí, igual que Hernán Cortés, igual que Maximiliano y otros que podemos hablar ya de otra ralea: Ávila Camacho, Miguel Alemán, el propio Cárdenas, que tiene sus propiedades acá, César Augusto Sandino, Fidel Castro, el Che Guevara, para mí la máxima ¿no?, Celia Sánchez, que fue sin duda la primera mujer de la revolución cubana, pero la gente que acompañaba a Fidel, que fue en el Gramma, de ellas me contaron aquí, una de ellas me contó, dice: “fíjate que yo me casé y me fui de luna de miel a Los Canarios, en Cuernavaca”, me lo contó en la Habana, “estando en mi luna de miel suena el teléfono y era Fidel “¡regrésense!” “¿A dónde?” “Regrésense”. “¡Estoy de luna de miel!” Dice Fidel “te regresas porque quiero invitarlos hoy porque conocí un joven argentino que es médico”, entonces imagínate eso ¿no? imagínate el pichirilo vendiendo naranjas en Palmira diciendo que el que le enseñó a pelarlas así fue el Che Guevara ¿no? y desde luego la figura de Méndez Arceo, más allá, como siempre digo, de estas cosas de la religión, yo tuve oportunidad de conocerlo porque me lo encontré varias veces en aeropuertos y uno de los posteriores obispos que nos mandaron para compensar o para desequilibrar su obra, me dijo “¿en qué aeropuertos lo conoció?” abusadísimo el cuate ¿no? “en el de Santiago de Chile y el de La Habana” “¡Claro, claro, de pastor de corderos se pasó a pastor de cabritos!” me dice y bueno, pero la plática ¿?¿? era desde Santiago, sentado con él nueve horas, además era un reto, porque ese sí era un hombre preparado, era educado y medio latino de Roma, un hombre de un nivelazo impresionante, pero me hacía mucho bien, y luego me lo encuentro en La Habana igual y veníamos charlando de ese momento de América Latina en que fue esencial toda la teología de la liberación, la presencia de Orendaín y la presencia de… tú mencionabas ya de todos estos hombres que usaron el psicoanálisis y que por eso mismo…

 

G.G.- Erich Fromm.

A.R.- Erich Fromm, no lo conocí a él, pero Iván Ilich, Le Mercier y Orendaín en Tlayacapan, encontrando resonancias de la utopía de Tomás Moro en Tlayacapan ¿no? qué te parece ¿no? El diseño la traza urbana de Tlayacapan ligada al mundo mesoamericano, pero ligada a la obra de Moro por las capillas de relación que algún día Tánsito Rojas, de Tlayacapan, me lo hizo ver perfectamente cómo actuaban como elementos de paso entre el pueblo vecino y cómo se reunían en determinado día a la fiesta para que se conocieron los jóvenes y que hubiera matrimonios como si fueran grandes señores feudales de la época ¿no? entonces Benito Artigas, que me tocó viajar con él para visitar las capillas abiertas de Morelos, y muchos morelenses, afortunadamente como tú, que he invitado a mi programa y que vienen a decir cosas sensacionales de nuestro Estado ¿no? o hasta el descubrimiento que hizo Ernesto de un jojutlense, ahora uno de los directores de la NASA, entonces eso, todo eso yo creo que tuve la fortuna de nacer en Morelos y de saber dónde estaba, porque si hubiera nacido a lo tonto estaría aquí disfrutando de… yo decía también de jovencito hay muchas gentes retiradas y hay muchos hijos de ellos que se sienten retirados desde toda la vida ¿no? pero como yo me empecé a enterar de esas cosas y yo sí te digo una cosa, yo me di cuenta que cuando nos hablaban de las grandes virtudes de México y de sus grandes monumentos nunca mencionaban a Morelos, porque lo de Zapata les caló duro, duro, muy duro, entonces sí me hablaban de la catedral de Zacatecas o de Morelia qué bella era, no de Pátzcuaro con este… con Vasco de Quiroga sino me hablaban de la reacción, me hablaban de otras cosas, de Oaxaca y de todo y nunca nos decían el valor de nuestros conventos, nunca, y precisamente ahí sí gentes como Lala Silva o como Siller, con todas sus broncas, vinieron a aportar cosas maravillosas, o como Cecil Abe que sus recursos para beneficio de nuestro patrimonio.

 

¿Quién es Adalberto Ríos Szalay?

ARS.- Quién sabe quién seré, pero yo nací en un país y en un estado optimista. Mis maestros hablaban en tiempo pasado de los horrores de la guerra que en 22 años se había terminado en Morelos, sobre todo, y que había aportado el 15% de los muertos de la Revolución y a pesar de los problemas, a pesar de las carencias, en un salón de clases donde llovía más adentro que afuera. Estábamos contentos y siempre había un motivo de optimismo, a pesar de muchos problemas, y no vivíamos en un paraíso donde todo estuviera resuelto, no, pero cada año estábamos un poquito mejor.

Yo tenía, desde niño, la costumbre de escuchar los informes presidenciales y era el día del presidente, pero esos presidentes anunciaban que había un nuevo ferrocarril Chihuahua-Pacífico, que se había inaugurado la Ciudad Universitaria en México, una autopista para Cuernavaca, por primera vez una vía de comunicación de este tipo en nuestro territorio, y en México entero, que se había creado Conaculta, y antes el Instituto Nacional de Bellas Artes, el INAH, que se creó el Conacyt y que la Universidad de Morelos iba a ocupar un viejo cascarón que había quedado en obra negra, que iba a ser el colegio militar y que ahora sería una sede universitaria, es decir, con todos nuestros padecimientos había así cosas cada año, motivos de alegría, obviamente eran migajas de un sistema como muchos, como todos, corrupto, en donde los politiqueros aprovechaban la ocasión para estar mejor ellos, pero como caían migajas de un país súper generoso pues sí había motivos de alegría.

Mi padre era un hombre que trabajaba tremendamente, igual que mi madre, hizo un enorme esfuerzo, éramos ocho hijos y ellos solamente habían estudiado la primaria, pero ellos se habían marcado como meta que todos tendríamos que cruzar por las aulas universitarias y así fue, nos tocó eso, nos tocó, mi padre fue amigo de Revueltas. Entonces yo creo que eso influye notablemente.

Aún la iniciativa privada, nació la XEW, la voz de América Latina desde México, en donde hacían locuras de meterle trompeta a los mariachis y todo, pero bueno, había toda una… un movimiento así, claro, muy ligado al machismo y a cosas también muy deleznables, pero así fuimos formados, yo tuve la fortuna de ver ese padre trabajador que había nacido en Toluca, fruto de la excursión de morelenses cuando, como lo relata extraordinariamente Rosa King en su “Tormenta sobre México”, que debería ser libro obligatorio de todos los morelenses, igual que Zapata y la Revolución Mexicana de John Womack, igual que otros que hablan sobre lo que sucedió en este pequeñísimo estado, que digo yo que es inversamente proporcional a la importancia que ha tenido en México como protagonista y no como testigo de historias, desde la época Olmeca, desde la presencia de la cultura madre aquí, desde su papel fundamental como la ciudad más importante de Mesoamérica después de Teotihuacán, como lo fue Xochicalco.

Desde luego, nada tonto Cortés decide quedarse y fincar en Cuernavaca de donde dirige exploraciones que fueron a Baja California, como antecedente de Alaska, y hasta las Molucas, es decir, hasta Indonesia fueron a dar estos bárbaros. No se diga Centroamérica, donde la evangelización dio uno de los pasos iniciales, no lo hablo desde el punto de vista religioso, que fue muy importante para ellos en ese aspecto, hablo desde el punto de vista constructivo, desde las innovaciones, de las capillas abiertas, de las capillas posas, de las cruces atriales que fueron innovaciones para un…  y negociaciones ¿verdad? no en una mesa civilizada sino a veces a patadas, pero que ante el vigor cultural de nuestros pueblos, el otro vigor también muy fuerte que venía del Mediterráneo tenían que acordar ciertas concesiones, atrios para el mitote, o sea, para la gran fiesta y que después algunos ¿? no entendían todo eso.

Todo eso nos nutrió y a mí me parece que tuve la suerte de nacer aquí ¿verdad? así que yo quién sabe quién soy, pero todo eso lo viví, todo eso me fue esculpiendo pero no tengo la menor duda, la menor duda, no, y digo que ver el esfuerzo de mi padre que te digo nace en Toluca por esta migración forzada de morelenses que fueron  expulsados de  su tierra, pero a la vez un día recibo una llamada maravillosa del cronista Valentín López, que me dice: “Adalberto, acabo de encontrar los documentos del primer ferrocarril con morelenses que regresaron a su tierra y en ese ferrocarril que han de haber venido no sé, 90 pasajeros, venía tu padre, que  era un niño, que en la foto de atrás está con Genovevo de la O, que está, yo no sé cómo le hizo, porque está vestido de marinerito, era un niño, está en una fuente del Borda que ahora dicen que no existían, esta de carrete, y está creo que Soto y Gama, está siniestramente atrás, en la penumbra, Plutarco Elías Calles y este niño morelense parado con ellos. Entonces me dijo Valentín, regresó tu padre entre los primerititos, como un niño”. Y bueno, y mi madre por otro lado que también solo estudió la primaria, yo creo que si hubiera nacido en esta época hubiera estado en las demostraciones del otro día pintando como se debe al ángel de la independencia y haciendo cosas porque era una mujer feminista, cuando no se usaba, ella reclamaba rabiosamente porque no le habían permitido ir a la universidad y le decía su madre “es que tú naciste mujer y vas a ser mantenida en cambio tu hermano va a mantener, las cosas son al revés”, pero ella siempre también con una… una admiración por el mundo indígena y yo me acuerdo que en la casa trabajaba una mujer tepozteca que fue la que me cuidó, era mi nana, era lo más común y mi madre, aunque ella sí vino de afuera, mi familia era morelense, mis abuelos, mi abuelo era morelense y desde una abuelita que pudo haber estado en el metro de París sin ningún problema, pero esa familia venía de parte de Yautepec… pero mi madre aprendió inmediatamente a hacer el guasmole y a comer guajes y en mi casa se comían jumiles, yo no, la verdad, me dirían que soy fifi ¿verdad? pero el guasmole sí me encanta, las tortillas de Santa Catarina y Tepoztlán también, y además de eso en la escuela, te digo, si nuestros maestros eran Estanislao Rojas, tenía noventa y tantos años, y Agustín Güemes, que digo yo que fueron… pelearon por la educación en la Revolución; todavía Agustín Güemes, la última vez que lo vi, fui a su casa, ya era un ancianito y puse una grabadora de cassette, le hubiera encantado encontrar ese cassette y él se puso a contar cuando Emiliano estaba en su cuartel en la calle de Matamoros, en lo que fue el Peñalba, después el hotel Moctezuma, y dice que los mandó llamar a los maestros de Morelos y dice que llegaron todos, que eran como diez y los puso ahí en el corredor y les dijo: “miren, los llamo porque ustedes dentro del papel más importante que debe jugar la Revolución es la educación de los niños, tenemos que apurarnos en eso y todo”. Él nos contaba estas cosas y nos contaba aquello famoso de que cuando el padre de Zapata estaba abatido, él le prometió que un día se iban a cambiar las cosas y después, bueno, tener la amistad de Valentín López que, igual que Zapata, también en la educación le promete y le jura cuando le dejan una tarea, cuando ya se reinstala en el estado, y mis maestros  tiran el jardín de niños Resurgimiento porque había un compromiso con nuestro estado de volver a renacer, entonces le mandan hacer dos tareas a Valentín me enteré que eran importantísimas esa donde le dice al papá “y cómo le voy a resolver” y le dice “vete a la biblioteca y allí hay libros sobre nuestro estado”, que eran como veinte ¿no? y cuándo llega y ve los anaqueles vacíos llega y le dice al papá: “papá, no queda uno” y dice “estos carrancistas se carrancearon no solamente la maquinaria de nuestros ingenios sino también se carrancearon los libros” ¿para qué? quién sabe ¿no? pero se llevaron todo.

 


¿Qué significa el reconocimiento como Memoria del Mundo a los Archivos Compartidos Tres Ríos-UAEM por parte de la máxima institución cultural del planeta, la UNESCO?

ARS.-“El acervo representa un compromiso con el patrimonio de la humanidad, para difundir la cultura y la educación, la ciencia, la riqueza de su biodiversidad, lo que implica también la responsabilidad de mantenerlo vivo y transmitirlo a otras generaciones, pero lo más importante, es hacerlo público y de forma gratuita”.

 

*Gustavo Yitzaack Garibay es promotor cultural, especialista en patrimonio cultural del Estado de Morelos.

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