Pedro Francisco Sánchez Nava nació el 5 de julio de 1951, como la mayoría de los hijos de obreros y trabajadores manuales de la capital del país, en la Clínica 1 de Ginecobstetricia del IMSS, en la Ciudad de México; pasó su etapa infantil en la afamada colonia Santa Julia.
Después de “coquetear” durante varios años con los colegios salesianos, se decidió por cursar los estudios profesionales en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), entre 1974 y 1978.
Obtuvo su título de licenciado en Arqueología, en octubre de 1984, al defender su tesis denominada Atlixco: una unidad de producción en el límite oriental de México-Tenochtitlan, la cual fue dirigida por el querido profesor Francisco González Rul, y contó con la asesoría de los maestros Ángel García Cook y Eduardo Corona.
Tal investigación está basada en estudios documentales y trabajo de campo, principalmente excavación y análisis de materiales, con los que aporta al conocimiento de las actividades y formas de vida de los grupos prehispánicos que habitaban la isla tenochca, así como a las formas concretas de realizar trabajos de salvamento en áreas urbanizadas.
Pedro Francisco Sánchez Nava se doctoró en la ENAH, con una investigación sobre los símbolos, los lugares de culto y la arqueología.
Sus temas de interés fueron la arqueología de salvamento, las transformaciones urbanas prehispánicas, el registro arqueológico, los lugares de culto y, de manera señalada, todo lo relativo a la protección y uso social del patrimonio cultural en general, y el arqueológico, en particular.