María Engracia estudió para maestra como escalón para acceder a una carrera universitaria, con la ventaja de que podría trabajar y contribuir a la economía familiar. En esos años, la Normal adoptó el método llamado globalización, el cual consistía en articular la enseñanza de distintas materias del currículum a partir de un hecho o personaje. De esta manera, abordar a Florence Nightingale le permitía trabajar prácticamente todas las materias.
Luz María Frutos fue su profesora. En una ocasión llevó a su grupo al Museo Nacional de Historia, y “… por primera vez experimenté una visita guiada que me acercó a la historia”. Al terminar sus estudios obtuvo una plaza en la Secretaría de Educación Pública.
Ese interés en la historia la llevó a los Paseos Culturales del INAH. Ahí se le abrió todo un panorama hacia la arqueología; y conoció al que sería su compañero de vida, el doctor Jorge Canseco Vincourt, investigador del Museo Nacional de las Culturas.
“Ya me había inscrito en la ENAH y, a pesar de que estaba incluida en la ‘lista negra’, la profesora Frutos me propuso una comisión al museo, por supuesto con la promesa de portarme bien[1]. Acepté porque estaba convencida de que los museos eran muy importantes tanto por el conocimiento histórico, como para el desarrollo moral.
“En 1960, la profesora Frutos logró comisionar a 15 maestros a la Galería de Historia, donde trabajé un año y luego me fui al Museo Nacional. En ese tiempo estábamos comisionados al Departamento de Acción Educativa, y nos rotaban entre los museos Nacional, de Historia, la Galería y el Museo Etnográfico.
“Empecé a cambiar las cosas, usando proyecciones y haciendo guiones para diferentes actividades. Formamos una diapoteca y con ella presentábamos a los visitantes ‘Un viaje antes de entrar a la sala’ […]. Dábamos visitas guiadas a Teotihuacan, Cuicuilco y Xochicalco, acompañando a los grupos que organizaban las escuelas. También hicimos la Ruta de Hidalgo”. Ahí, desarrolló la guía para la Sala de los Esquimales, una publicación colectiva llamada “El museo vivo”, y se desempeñó como subdirectora de Difusión.
Trabajando en Chapultepec, con Cristina Sánchez Bueno, escribió “El bautizo en tiempos de los mexicas”, obra de teatro guiñol que se representó los sábados de 1965 a 1967. En esos años, desarrolló entre muchas otras actividades: un álbum con estampas de las colecciones, distribuido por Bimbo; el libro de poesía escrita por niños Un techo del tamaño del mundo; un cineclub y los talleres de vacaciones, a partir de 1970; y desde 1975, la atención a personas con discapacidad.
La maestra María Engracia Vallejo desempeñó además varios cargos en el ICOM como secretaria al tiempo que presidía la Mesa del CECA (Comité de Educación y Acción Cultural). Participó en la organización de gran cantidad de eventos nacionales e internacionales, entre estos últimos: la Conferencia Internacional del ICOM, en el Museo Nacional de Antropología, organizada por Mario Vázquez, en 1980; una Conferencia Latinoamericana sobre Educación, en Puebla; y la Conferencia Internacional del CECA, en Oaxaca, en 2003.
Posiblemente, la etapa más brillante y prolífica de la profesora Vallejo tuvo lugar de 2002 a 2006, cuando dirigió el Programa Nacional de Comunicación Educativa de los Museos del INAH. El giro que imprimió a la educación fue muy significativo: el abandono del conductismo y una ruta hacia un enfoque constructivista, pero arraigado como función sustantiva del museo.
En ese tiempo formó un gran equipo con el que desarrolló materiales de divulgación, como el boletín La Vozinah, el periódico Exploradores del tiempo y una antología sobre educación en museos.
Asimismo, elaboraron varias publicaciones educativas, entre ellas las series “Jugando con el pasado” y “Libros-objeto para niños y jóvenes”; los “Testimonios de nuestra historia”, sobres con un facsímil de algún documento histórico como Sentimientos de la Nación, y una hoja didáctica.
También realizaron eventos académicos para educadoras y educadores de museos, como la “Camarilla de experiencias”, reunión anual que todavía se lleva a cabo.
Tomado de una entrevista a María Engracia Vallejo Bernal
Ana G. Bedolla Giles
María Engracia participó en el movimiento magisterial que dirigía el profesor Othón Salazar y, como muchos docentes, quedó señalada.
Investigadora del Centro Comunitario Culhuacán/INAH