Una misteriosa diosa teotihuacana
En los antiguos murales del barrio prehispánico de Tetitla, en Teotihuacan, aparece una figura enigmática que ha intrigado por décadas a arqueólogos e historiadores. Se trata de una deidad representada de frente, con máscara, orejeras, collares y manos abiertas de las que brotan conchas y caracoles, símbolos asociados con el agua y la abundancia. Aunque suele identificarse como femenina, no existe consenso sobre su género ni su papel exacto en el panteón teotihuacano.
Durante muchos años, esta figura fue interpretada como la “Gran Diosa” de Teotihuacan, o la Diosa de Jade o Tláloc Verde, una supuesta divinidad principal vinculada con la fertilidad, el agua y la naturaleza. Sin embargo, investigaciones posteriores han cuestionado esta visión unificadora, para proponer que en realidad se trata de varias deidades distintas, entre ellas la conocida como “Diosa de Tepantitla”.
Su presencia junto a símbolos del Dios de la Lluvia y su representación como un árbol cósmico sugieren un papel complejo dentro de la cosmovisión teotihuacana. Más que una única gran diosa, podría tratarse de múltiples entidades con funciones específicas. Su imagen, sin embargo, continúa siendo uno de los rostros más cautivadores del arte mural de Teotihuacan, cuyo simbolismo aún se estudia.
