Un traje para bailar en el cielo: los voladores en Cuetzalan
Desde la época prehispánica, en diferentes regiones de lo que ahora es nuestro país se han practicado diferentes manifestaciones religiosas y culturales, en las que el arraigo a la tierra y el respeto a la naturaleza son el eje central de rituales que tenían como único fin estar en armonía con los diferentes mundos; tal es caso de la danza conocida como de los voladores. Este baile ritual que se practica en diversas comunidades de las etnias totonacas y otomíes, si bien conserva su sentido fundamental, también muestra elementos que difieren de pueblo a pueblo.
Uno de estos aspectos es la vestimenta de los danzantes. En Cuetzalan, los voladores visten un pantalón rojo decorado con flecos, mientras que en la parte de arriba llevan camisa blanca. En la cabeza usan un tocado conforma de cono que se remata con plumas que vinculan al danzante con las aves, pues en la antigüedad imitaban a las águilas, quetzales y guacamayas. Otros elementos decorativos como espejos o flores hacen parte de su traje, así como las chaquiras con las que forman coloridos patrones con símbolos que remiten a su pasado prehispánico o al sincretismo con la religión católica.