Tlaltecuhtli, la deidad de la Tierra resurgida de Tenochtitlan
Han pasado cerca de 20 años desde aquella mañana del 2 de octubre del 2006, en la que la diosa de la Tierra resurgió de las entrañas de lo que fuera el Templo Mayor de Tenochtitlan. Tlaltecuhtli, maravillosamente plasmada en una enorme pieza de piedra volcánica, fue hallada por los miembros del Programa de Arqueología Urbana (PAU).
A resguardo del arqueólogo Leonardo López Luján y un equipo de especialistas, quedó la sublime pieza de la deidad de 12 toneladas pintada en amarillo, cubierta por capas de tierra que ocultaban su cuerpo desnudo. Diosa de oscuridad, del Inframundo, procreadora de destinos más allá de la muerte, yacía monolítica con sus salvajes cabellos ensortijados y su larga lengua ensangrentada. Sobre su cabeza se encontraron rastros de cabello que coincidían con una ofrenda humana. Ante los ojos atónitos de sus descubridores, la devoradora de hombres y del Sol semostraba feroz con los brazos levantados y las garras expuestas; con las piernas abiertas en posición de parto, para enviar a la persona muerta hacia su destino: al Sol a los guerreros, al Tlalocan a quienes perecían en relación el aguao al Mictlan por cualquier otro motivo.