Quetzalcóatl en Teotihuacan
En el corazón de la antigua ciudad de Teotihuacan, en el Estado de México, se alza uno de sus templos más emblemáticos: la Pirámide de la Serpiente Emplumada. Su fachada, profusamente decorada con serpientes que emergen entre conchas y caracoles, evoca un entorno acuático y simbólico. Esta majestuosa estructura, construida hacia el año 250 d.C., marcó uno de los primeros testimonios monumentales del culto a una deidad que, siglos después, los mexicas retomarían con el nombre de Quetzalcóatl.
La Serpiente Emplumada, representada como una culebra de cascabel cubierta de plumas de quetzal, habría sido una de las divinidades principales del panteón teotihuacano. Su iconografía, presente tanto en escultura como en pintura mural, la vincula con el viento, el agua y la cuenta calendárica, lo que sugiere un papel central en los ciclos agrícolas y la renovación del tiempo. En algunos murales, incluso, se le muestra escupiendo gotas de lluvia, acompañado de Tláloc, el dios de la lluvia.
