Nuestra Señora de la Soledad: joya del barroco oaxaqueño
En el corazón de la ciudad de Oaxaca se levanta la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Soledad, uno de los templos más bellos del siglo XVII. Su origen se remonta a un hecho considerado milagroso: en 1617, la mula de un arriero que viajaba hacia Guatemala cayó frente a una ermita dedicada a San Sebastián. Al abrir la caja que transportaba el animal, se hallaron un Cristo y las manos y cabeza de una Virgen con un rótulo que decía “Nuestra Señora de la Soledad al pie de la Cruz”.
Debido a este milagro, en 1682 se inició la construcción del santuario, concluido en 1689. El templo destaca por su baja altura, una característica que responde a que se ubica en una zona de alta sismicidad, donde los temblores ya habían destruido varios edificios para ese tiempo. Sobresale su fachada de cantera amarilla, en forma de biombo, una obra maestra del barroco ricamente decorada con nichos que albergan imágenes de santos y, al centro, la Virgen de la Soledad. En su interior conserva importantes piezas barrocas, como su altar mayor, un órgano histórico y pinturas del siglo XVIII, que enmarcan la venerada imagen de la patrona de Oaxaca.
