Mujeres en el mundo prehispánico
Muchas de las culturas prehispánicas asumían dentro de su cosmovisión un mundo conformado por dualidades, por contrarios que se complementan. En ese sentido, tanto mujeres como hombres cumplían un rol fundamental para la existencia y funcionamiento del mundo. Las mujeres, gracias a su capacidad de engendrar vida, eran consideradas fundadoras de linajes, y eran las encargadas de instruir a los infantes y proporcionar una educación correcta. Sin embargo, además del papel de madres, las mujeres prehispánicas también fungieron como figuras poderosas.
Diosas como Coyolxauhqui o Mictecacíhuatl representan las dualidades de sus pares masculinos, no en contraposición, sino como complementarias. Por otra parte, se tiene registro histórico y arqueológico de mujeres que ejercieron el poder. Tal es el caso de Tz'akbu Ajaw, conocida como la Reina Roja, que compartió el poder con su esposo Pakal; o Ixb’aah Pahk’, quien gobernó entre los años 649 y 662 la ciudad maya de Edzná; e incluso la todavía misteriosa Joven de Amajac, quien perteneció a la élite de la huasteca, una región que, en la época prehispánica, se caracteriza por su culto a lo femenino, tal como lo atestiguan las esculturas y monolitos de la zona arqueológica de Tamtoc.