Meztli sobre el Iztaccíhuatl
Investida por una luna creciente, el Iztaccíhuatl revela su yaciente silueta en el cielo. Este volcán inactivo, ubicado entre los estados de México y Puebla, cuyo nombre significa “mujer blanca” en náhuatl, es llamado así debido a la nieve que cubre sus cumbres y brilla como un manto de plata sobre el cuerpo de una durmiente dama.
La cima del volcán, sagrada para las antiguas culturas prehispánicas, ha sido depositaria de secretos y rituales milenarios, pues se han encontrado varios objetos arqueológicos que hablan de una época en que la espiritualidad y la naturaleza se unían desde siglos antes de la llegada de los españoles a estas tierras.
Su leyenda de tragedia y eternidad la precede. En ella, la princesa compartía amores con el guerrero Popocatépetl. Al enterarse el padre de Iztaccíhuatl, acordó que, si su vasallo vencía a los enemigos durante la guerra, éste se podría desposar con su hija. Protagonista de un amor inconcluso, el volcán Iztaccíhuatl se erige como un símbolo de belleza y misterio, un recordatorio de la conexión entre la tierra, el cielo y la humanidad.