La Diana Cazadora: censura y buenas consciencias
Con su arco en mano y mirada desafiante, esta icónica escultura se erige como un símbolo de belleza, fuerza y libertad en una de las vialidades más importantes de la Ciudad de México: el Paseo de la Reforma. A finales de la década de los 30 del siglo pasado, el regente del entonces Distrito Federal comisionó al arquitecto Vicente Mendiola y al escultor Juan Olaguíbel para crear una fuente que sirviera como antesala a Chapultepec en la avenida Reforma.
Los artistas tomaron el tema mitológico de Artemisa, a quien los romanos identificaban como Diana, la cazadora. Sin embargo, en su representación la diosa estaba apuntando al cielo, sin un objetivo concreto, por lo que titularon a su obra como La flechadora de las estrellas del norte. Desde su inauguración, la fuente generó críticas dentro los círculos más conservadores de la sociedad, cuyo máximo exponente fue la denominada Liga de la Decencia, un grupo de “buenas conciencias” entre las que se encontraba Soledad Orozco, esposa de Manuel Ávila Camacho.
Esta influyente Liga obligó a Juan Olaguíbel a colocar una especie de calzoncillo. Aunque el artista accedió a la petición, unió apenas con tres puntos de soldadura la prenda de metal al cuerpo de la diosa, por lo que poco más de 20 años más tarde, y en el marco de las Olimpiadas celebradas en 1968, la prenda que cubría parte de la desnudez de la mítica mujer fue retirada.