La Catrina, un ícono de Día de Muertos
Durante el siglo XIX mexicano se popularizaron las representaciones caricaturescas de la burguesía. Una de estas que tuvo mucha relevancia fue La calavera garbancera, un grabado de José Guadalupe Posada, en el que retrató a una calaca ataviada únicamente con un sombrero fastuoso, como sátira de las mujeres vanidosas; esta imagen se renombró como catrina, pues recordaba al aspecto de los catrines.
Más tarde, en el siglo XX, Diego Rivera retomó el concepto de Posada en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, en el que se puede ver a la calavera vestida elegantemente de pies a cabeza. En tiempos más recientes este ícono popular ha cobrado aún más fuerza, y por sus características se ha convertido en un elemento asociado al Día de Muertos, cuyo impacto ha atravesado las fronteras de nuestro país, con especial aceptación entre generaciones jóvenes que cada noviembre se caracterizan como La Catrina.