Fuente original de Salto del Agua
El mandato del virrey Antonio de Bucareli y Ursúa se caracterizó por la importancia que le dio al desarrollo urbano de la Ciudad de México con proyectos que mejorarían su infraestructura. Entre ellos, ordenó la construcción de una fuente monumental para marcar el final del acueducto de Chapultepec. El diseño, atribuido a Ignacio Castera y de estilo barroco, incorporaba elementos escultóricos representativos como el escudo de armas de la ciudad coronado por la insignia de la monarquía española sobre un águila imperial; dos figuras femeninas, una indígena y otra española, que semejaban recoger el agua, y ornamentos de inspiración mitológica.
En la época novohispana (y hasta principios del siglo XX), las fuentes desempeñaban un papel crucial más allá de lo ornamental, pues eran puntos de abastecimiento de agua. Diariamente, cientos de personas acudían a ellas para satisfacer sus necesidades, desde el consumo humano hasta el suministro para animales domésticos. Además, se convirtieron en centros de interacción social y comercio.
Debido al constante uso y la alta afluencia, la fuente original del siglo XVIII tuvo un gran deterioro, por lo que en el siglo XX se tomó la decisión de trasladarla a los jardines del Museo Nacional del Virreinato para su conservación, donde permanece actualmente. En su lugar, se instaló una réplica, elaborada por Gustavo Ruiz, que respetaba el diseño original de Castera y mantenía viva la memoria de este emblemático proyecto urbano.