Flor de nochebuena: del Tlaxochimaco mexica a la Navidad cristiana
Entre la flora endémica que nuestro país ha dado al mundo se encuentra la Euphorbia pulcherrima, más conocida como flor de nochebuena. En la época prehispánica, la cuetlaxóchitl, como se le llama en náhuatl, era una de las plantas de ornato más preciadas por los mexicas, la cual adornaba los jardines de Nezahualcóyotl y Moctezuma. Además, ocupaba un lugar especial durante la fiesta de Tlaxochimaco, la celebración de las flores dedicada a los muertos y a los dioses Tezcatlipoca, Huitzilopochtli, Mictlantecuhtli.
La cuetlaxóchitl tenía también un importante significado ritual, pues se relacionaba con la pureza y la nueva de la vida de los guerreros que morían en batalla, quienes se creía regresaban durante el Tlaxochimaco y libaban de esta flor. Asimismo, la planta estaba asociada a Huitzilopochtli, la deidad más importante para los mexicas, cuyo nacimiento ocurría en el solsticio de invierno.
Debido a su simbolismo religioso prehispánico, los frailes franciscanos, quienes comenzaron la evangelización en la Nueva España, utilizaron la flor durante la época navideña, aprovechando también que su florecimiento de un intenso color rojo ocurría en los meses fríos. Así, se comenzó a adornar los nacimientos con esta bella flor, la cual cambió su nombre por el de nochebuena, en alusión a la natividad de Jesús.