Escenas pasionarias en conventos novohispanos
La llegada de las órdenes religiosas al llamado Nuevo Mundo marcó el comienzo de otra conquista: la espiritual. Estas órdenes construyeron templos y conventos en las regiones a las que arribaron; conjuntos arquitectónicos en los que se conjuntaban varias artes, como la pintura mural, para facilitar la transmisión la fe cristiana.
En los conventos construidos durante el siglo XVI es común encontrar pinturas murales cuyo tema principal sea la vida de Jesús. Las escenas concernientes a la Pasión y muerte de Cristo fueron de especial relevancia, pues este hecho representa la celebración mayor de la cristiandad, momento por el cual la humanidad es redimida y, por tanto, debía ser uno de los temas principales que se enseñaran a los naturales, quienes se encargaban de plasmar en los muros estas escenas copiadas de grabados y pinturas europeas.
La grisalla que se observa en la fotografía es parte de los murales del convento de Acolman, ubicado en el Estado de México, en el que los agustinos se decantaron por un estilo renacentista en grisalla, técnica monocromática en la que se da la ilusión de un relieve escultórico y que fue ampliamente utilizada por esta orden en otros de los monasterios que erigieron en la misma época, como el de Epazoyucan o Malinalco.