El lujo porfiriano a inicios del siglo XX
En el ocaso del siglo XIX, la Ciudad de México se vio deslumbrada por la inauguración del Centro Mercantil en 1899, un ícono del lujo porfiriano. Este magnífico recinto no solo se destacó por la vasta selección de artículos exclusivos que ofrecía, sino también por su imponente arquitectura y suntuosa decoración.
El verdadero corazón de esta joya arquitectónica es el espectacular vitral de Tiffany, diseñado por el renombrado artista francés Jacques Grüber, de la prestigiosa Escuela de Nancy. Utilizando la técnica del “rompecabezas”, Grüber ensambló en Francia más de 20,000 piezas de vidrio de colores, que finalmente llegaron a México en 1906. Este vitral, con sus tres cúpulas y plafón de hierro y vidrio multicolor, se erigió como el más grande de América y el cuarto en el mundo.
Bajo el estilo Art Nouveau, el vitral se caracteriza por sus exuberantes y entrelazadas formas vegetales, guirnaldas vibrantes y hojas aisladas que, aunque permitían el paso de la luz solar, se complementaban con más de cien lámparas para resplandecer durante la noche.