Detalle de la fachada de la Misión de San Miguel Concá
A mediados del siglo XVIII, los frailes franciscanos fundaron cinco misiones en la Sierra Gorda de Querétaro, para continuar con las últimas fases de la evangelización, cuyo propósito era avanzar hacia el norte de la Nueva España. Ubicada en el municipio de Arroyo Seco de ese estado, la Misión de San Miguel Concá muestra, a través de su arte, la colaboración creativa entre los indígenas y los misioneros.
En el detalle se puede observar iconografía representativa de la orden. En el medio destaca, por su gran tamaño y posición, el escudo franciscano integrado por dos brazos cruzados, uno correspondiente a Jesucristo y el otro a san Francisco de Asís, sobre una cruz que yergue encima del mundo. Al costado izquierdo se encuentra Fernando III de Castilla, el Santo, quien reconquistó varios reinos andaluces durante la Edad Media, reconocible por la corona, así como por la espada y el mundo que porta en cada mano. A la derecha está san Roque, un peregrino que recorrió Italia para curar a enfermos de la peste, que se muestra con su característica vara y llaga en la pierna, además de estar acompañado por un perro. Estas representaciones están acompañadas por un rico follaje en el que resaltan las vides que se enredan en las columnas para darles un estilo salomónico.