Danza y canto del Yúmare
Entre los pueblos indígenas de Chihuahua como los o'oba, warijó, o’dami y ralámuli, el yúmare (escrito también como yumari o yumali) es un canto y danza mediante el cual se comunican con las deidades para pedir fuerza y salud.
En las comunidades o'oba, se danza y se canta en un patio circular cuyo altar, un arco cubierto de manta blanca y adornado con flores de sotel, está ubicado en el oriente. Además del altar, destaca la presencia de cuatro cruces que, posiblemente, representan los puntos cardinales. Sobre el suelo, junto al altar, hay una ofrenda que consta de tesgüino, raíz, chuchupate, maguey, junco y chile piquín, elementos trascendentales para curar.
El explorador Carl Sofus Lumholtz dice sobre el yúmare de los ralámulis que “en el canto y la danza del yumali, el sacerdote, a través de su canción comunica los deseos del ralámuli al ‘mundo invisible’ [...] describiendo el magnífico efecto de la lluvia, la neblina y la llovizna sobre el mundo vegetal. Invoca la ayuda de todos los animales, mencionándolos por sus nombres, pidiéndoles que se multipliquen para que no falte a la gente qué comer".
Para estos pueblos indígenas, los rituales son la manera como tradicionalmente se comunican con sus antepasados: dando las gracias por la tierra prestada, pidiendo una buena cosecha, salud y lluvias. Por lo tanto, la música, el canto y la danza se conciben en la experiencia vivida, del diario andar, de lo que se observa, se huele y se siente todos los días.