Cráneo de puma con cuenta de jade
Como centro religioso y político del imperio mexica, a México-Tenochtitlan llegaban objetos y productos de diferentes latitudes de Mesoamérica. Testimonio de ello dan las numerosas ofrendas que se han encontrado en la zona arqueológica del Templo Mayor, en las cuales se incluía fauna exótica, como grandes felinos.
El jade, por su parte, era una piedra de gran importancia para las civilizaciones mesoamericanas, tanto por su belleza como por su simbolismo religioso y espiritual. Conocido como chalchihuitl, este material se obtenía de los tributos de tierras tan lejanas como Guatemala y se consideraba la piedra preciosa por excelencia, razón por la que era muy usada entre las élites. Por sus características se asociaba al agua, al poder, a la relación vida-muerte y a la inmortalidad.