Colores ancestrales: el Cerro del Añil
Desde tiempos prehispánicos, el pigmento del añil se ha extraído de la planta del jiquilite. Su profundo y brillante color dio vida al llamado azul maya, usado, por ejemplo, en los murales de Bonampak y hallado en numerosos vestigios arqueológicos. Luego de la Conquista, el añil se comenzó a importar también al Viejo Mundo, por lo que su producción fue una actividad importante, en la cual la región del Istmo sobresalió.
En la comunidad oaxaqueña de Santiago Niltepec, que en náhuatl significa "cerro del añil", los métodos tradicionales de extracción de este pigmento natural han sobrevivido tanto al tiempo, como a la invención de métodos modernos y artificiales para lograr este color. Como un ritual, según quienes realizan esta labor, lo primero es entender qué necesita la planta para su buen desarrollo; cuando se tienen los haces, éstos pasan a las piletas de agua en donde comienza, propiamente, el proceso de extracción del añil.