¿Chamanes, jaguares, élite? El enigma de los Danzantes de Monte Albán
En lo alto de los Valles Centrales de Oaxaca se levanta Monte Albán, antigua ciudad zapoteca fundada hacia el 500 a.C. En su plaza principal se conserva uno de los conjuntos escultóricos más enigmáticos de Mesoamérica: las estelas conocidas como “Danzantes”. Estas piedras talladas, que muestran figuras humanas en posturas dinámicas y expresiones intensas, son de los primeros testimonios monumentales de esta gran urbe.
Durante años se pensó que representaban bailarines rituales, de ahí su nombre. También se ha propuesto que fueran chamanes en trance o prisioneros de guerra. Aunque muchas figuras están desnudas y presentan deformaciones o posibles heridas, sus posturas no coinciden con las actitudes de un cautivo, lo que ha llevado a cuestionar esta interpretación.
Recientemente, se ha sugerido que sus gestos y movimientos imitan las actitudes del jaguar, animal sagrado desde tiempos olmecas. Por su fuerte carga simbólica de poder y conexión con lo sagrado, se ha planteado que los Danzantes podrían retratar a una élite temprana vinculada con lo ritual, posiblemente con raíces olmecas o influencias directas de esta cultura en los orígenes de Monte Albán.
