Chalcatzingo: el umbral al inframundo entre las montañas sagradas
En el pensamiento de las culturas mesoamericanas, las montañas poseían un carácter sagrado, ya que simbolizaban la conexión entre tres niveles del universo: el inframundo, la tierra y el cielo. Incluso formaciones más modestas, como los cerros, conservaban este simbolismo. Por ello, muchas sociedades optaron por establecer sus asentamientos, ciudades y templos en las cercanías de estas elevaciones rocosas.
Un caso destacado es el de Chalcatzingo, ubicado en el actual estado de Morelos. Esta ciudad, una de las más relevantes del Altiplano durante el periodo Preclásico y cuyo apogeo lo alcanzó entre los años 700 y 500 a.C., fue construida en la confluencia de dos cerros. Entre los olmecas, la forma de “V” que se genera entre dos montañas fue considerada una imagen significativa, asociada con el acceso al interior de la tierra y con la posibilidad de comunicarse con los seres del inframundo, plano que, a su vez, estaba relacionado con la fertilidad.
Chalcatzingo mantuvo una estrecha relación con la cultura olmeca, como puede observarse en las manifestaciones artísticas encontradas en la región. Esta afinidad cultural podría explicar la elección del sitio para fundar la ciudad. Además, Chalcatzingo y los cerros bajo los cuales se construyó fueron un importante centro de peregrinación al que se acudía para rendir culto a monumentos vinculados con la fertilidad.