Carnavales: tradición, transformación y sátira
En la Nueva España, el carnaval se fusionó con costumbres y creencias de las culturas prehispánicas, con lo que adquirió características propias. Las personas se agrupaban en distintas comparsas o cofradías, cada una con su propio tema o disfraz característico, para salir a las calles. En este lapso se permitía la sátira, la cual en los pueblos indígenas tuvo muchas veces como objetivo a los españoles, a quienes se les imitaba a través de máscaras y trajes llamativos que asemejaban sus ropas.
Algunos de estos aspectos perviven hasta la actualidad, por ejemplo, en el carnaval de Zacualpan, en la región de la huasteca veracruzana, en el que continúa el uso de máscaras fabricadas de madera de equemite y labradas a mano, en las que se semejan los rasgos faciales europeos como ojos azules, piel clara, pero en las que se exageran las narices y las barbas. Estas máscaras narigonas muchas veces incluyen motivos de iconografía prehispánica, como serpientes emplumadas.