Agave azul: de las ofrendas prehispánicas al tequila
El occidente del territorio mexicano es un terreno fértil y propicio para el crecimiento de la suculenta de color azul conocida como Agave tequilana, una planta que ha sido aprovechada desde la época prehispánica. Numerosas evidencias arqueológicas demuestran su uso ritual y comestible, pues en tumbas de tiro se han hallado ofrendas que incluyen partes de esta planta, como los corazones jimados; además, se han localizado hornos en zonas como Sayula y lo que antes se conocía como Teochinchán, que actualmente es el municipio de Tequila.
Justamente es en la región de Tequila donde el agave azul ha cobrado su mayor fama, pues de él se destila el mezcal que lleva esta denominación de origen y que se ha convertido en el licor mexicano por excelencia en el extranjero: el tequila. Aunque su producción se inició durante el Virreinato, no fue sino hasta el siglo XIX que su popularidad empezó a expandirse significativamente. Durante la Revolución Mexicana, el tequila ya era muy consumido entre las tropas de ambos bandos. Tras la conclusión del conflicto armado, se consolidó como la bebida alcohólica preferida en México, siendo impulsado, en parte, por su presencia en medios como películas, que lo establecieron firmemente en el imaginario popular.