Cada 2 de febrero, miles de personas se congregan en la Romería del Niño Dios del Barrio de la Merced para adquirir figuras, repararlas o vestirlas con trajes de su devoción. Esta festividad representa una tradición profundamente arraigada, llena de fe, esperanza y un sentido de identidad que perdura a lo largo del tiempo. La riqueza cultural de esta celebración busca ser reconocida con la declaratoria de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Ciudad de México.