• La novedad, que aparece bajo los sellos de la Secretaría de Cultura-INAH, Ministerio de Cultura de España y Mar Adentro, se presentó en la 46 FILPM
• Compila ensayos de más de 20 especialistas; fue comentada por sus coordinadores, y los historiadores Salvador Rueda y Matilde Souto
Hay una historia de Nuestra Señora del Juncal que permanece sumergida en la Sonda de Campeche y, otra, que sale a flote gracias al análisis concienzudo de fuentes históricas. Una novedad editorial invita a asomarnos por la escotilla de esa cápsula del tiempo, para reconstruir la tragedia acaecida la víspera de Todos Santos, 1 de noviembre de 1631, en el marco de una época fascinante, la Carrera de Indias.
En la 46 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, se presentó Memorias de un naufragio: La historia del galeón de Nuestra Señora del Juncal, que compila ensayos de más de 20 especialistas, en una coedición de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Ministerio de Cultura de España y Mar Adentro, que con este título inaugura su colección Ariles de la Mar.
La publicación coincide con los 30 años del inicio de este proyecto, por parte de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH, fundada por Pilar Luna Erreguerena (1944-2020), cuya estela ondea en cada una de sus páginas. Como señaló el actual director de SAS, Roberto Junco Sánchez, esta iniciativa “fue el ancla para frenar a los buscadores de tesoros y ordenar la legislación en la materia”.
Roberto Junco y la historiadora Flor Trejo Rivera, que junto con el arqueólogo Carlos León Amores, coordinaron esta obra, explicaron al público reunido en la Galería de Rectores, que Nuestra Señora del Juncal se mencionó por vez primera en 1971, en Naufragios del hemisferio occidental, 1492-1825, de Robert Marx, convirtiéndose en uno de los pecios más codiciados.
Conforme la relación histórica, en su tornaviaje la nave almiranta llevaba a bordo 350 hombres, y un cuantioso cargamento: más de un millón de plata y reales, millar y medio de arrobas de grana fina, poco más de mil arrobas de grana silvestre y otras cuatro mil de añil, dos mil 500 libras de seda, 405 quintales y 26 cajones de chocolate, por mencionar algunos de los bienes.
“Para finales del siglo XX, el Juncal estaba en la lista de los pecios más buscados. No obstante, con la decisión de Pilar Luna de formar un proyecto para localizarlo, se reconoció su relevancia como patrimonio cultural de interés tanto para México, por encontrarse en nuestro mar territorial y, también de España, por ser un buque de guerra de bandera española”, detalló el arqueólogo Junco Sánchez.
Esta relación bilateral se oficializó en 2014 con la firma de un Memorándum de Entendimiento de colaboración científica, cuyo objetivo es el estudio de la Flota de la Nueva España de 1630 - 1631, y en particular sus dos buques insignia: la Santa Teresa y el Nuestra Señora del Juncal.
Derivado del mismo, entre 2021 y 2022 se presentó una gran exposición en el Archivo General de Indias, en Sevilla, que atrajo a más de 100,000 asistentes y, cuyo catálogo reunió, originalmente, los ensayos que ahora se presentan en el libro, junto con la infografía náutica e ilustraciones de aquella muestra.
Flor Trejo manifestó: “Cuando leí por primera vez la narración del naufragio, se me ‘enchinó’ la piel. De algún modo, estás ‘viendo’ el último momento de una historia, que después se va a convertir en otras historias, la de la búsqueda, por ejemplo. Estas personas que narraron en papel, se volvieron en el motor de esta investigación, y a través de sus testimonios, observamos que no hay una verdad absoluta, cada quién la vivió desde un lugar distinto. A nosotros nos toca elaborar un diálogo ficticio entre los diferentes testigos, para determinar un panorama más amplio de lo que sucedió”.
Al comentar el volumen, la investigadora del Instituto Dr. José María Luis Mora, Matilde Souto Mantecón, hizo hincapié en que solo 39 tripulantes sobrevivieron, pues a 17 días de hacerse a la mar y luchar contra la tormenta, el Juncal vino a pique por la rotura de su casco, el hecho final de una cadena de errores: la excesiva carga, la navegación con mal tiempo, las modificaciones de las que fue objeto para usarse como buque de guerra o el prolongado tiempo que permaneció en el puerto de Veracruz…, incluso la muerte previa del general y capitán del navío, Miguel Echazarreta (al que sustituyó Andrés de Aristizábal), fue vista como una mala señal.
El director del Museo Nacional de Historia, Salvador Rueda Smithers, destacó los aspectos tratados en Memorias de un naufragio, tales como la tecnología naval, la artillería y el comercio en el siglo XVII, la vida cotidiana a bordo de los galeones que hacían la Carrera de las Indias, y su lugar en la política y la economía del imperio español y sus virreinatos.
Todos ellos, contados con elocuencia por grandes plumas, entre ellas, las de dos galardonados con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, Antonio García de León y Antonio Rubial García, a las que se suman las de Manuel Lucena Giraldo, Loïc Ménanteau, Ana Crespo Solana, María Isabel Vicente Maroto, Cruz Apestegui, Lourdes Odriozola Oyarbide, José Luis Casabán, Carla Rahn Phillips y Bruno de la Serna Nasser, por mencionar algunos de los autores de los ensayos.
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