*** La religión mexica, de Rafael Tena, explica detalladamente la complejidad de la religiosidad prehispánica
*** El texto se presentó en la XXV Feria del Libro de Antropología e Historia
La religión practicada por los mexicas estaba más enfocada hacia el sincretismo que al politeísmo, ya que adoptaban dioses de otras culturas, más que imponer a sus propias deidades, explicó el antropólogo Rafael Tena, quien presentó su libro La religión mexica, en el marco de la XXV Feria del Libro de Antropología e Historia (FLAH).
“Podemos comprobar que hay correspondencias entre las deidades tanto del área nahua, en el Centro de México, como de los zapotecos de Oaxaca, o de los mayas de la península.
“Aunque tenían contacto, cada manifestación religiosa siguió su propio rumbo, pero en el fondo la cultura religiosa es la misma en todo Mesoamérica, se comparte por encima de las diferencias”, explicó el especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Rafael Tena también señaló que existían 15 deidades principales, como Ometéotl, Tezcatlipoca, Quetzalcóatl, Tláloc, Huitzilopochtli y Mictlantecuhtli, pero en las fuentes históricas se mencionan hasta 114 dioses, que se dividen en tres grupos: creadores y providentes, de la fertilidad agrícola y humana y del placer, y de la energía cósmica, la guerra y sacrificios humanos.
“Se distinguen 15 dioses principales alrededor de los cuales se organizan otros de menor jerarquía, que a veces son simplemente advocaciones diferentes del mismo dios, eso como para poner un poco de orden a esa multitud de nombres de deidades que de una forma burda nos podrían conducir a un politeísmo desbocado, pero que en realidad es una manera de organizar el pensamiento”
El investigador de la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS) indicó que en la actualidad vemos los sacrificios humanos como una práctica impresionante y desconcertante, pero para esta cultura era parte de su cotidianeidad porque formaba parte de su sociedad.
“Es precisamente esa intensa religiosidad que ellos manifestaban, la cual influía en todos los momentos de su vida, que incluso recurrían en buena medida al sacrificio humano, que llamó mucho la atención desde el siglo XVI.
“Pero en el fondo, como dijo fray Bartolomé de las Casas, mientras más extremo es el sacrificio con que se honra a los dioses, es indicio de una mayor claridad de pensamiento y generosidad del espíritu. De esta forma, el religioso casi justificó los sacrificios humanos, cosa que ninguno de nosotros se atrevería a hacer, pero él lo hizo”.
Asimismo, Tena comentó que la religión que practicaban los mexicas era la oficial, que era politeísta, pero que la gente tenía expresiones que se utilizan en la religión monoteísta. “Ellos se referían a dios como nuestro padre, nuestra madre, aquel por quien vivimos, y estos no son conceptos introducidos por los europeos, sino que se pueden comprobar que eran conceptos autóctonos”.
La pequeña enciclopedia de religión mexica, como definen a la obra La religión mexica, Pilar Tapia, encargada de la edición, y el propio autor, aborda el tema desde un punto de vista antropológico, etnohistórico y/o histórico-cultural; y se basó en información tomada desde las fuentes originales, como las relaciones de los frailes Bernardino de Sahagún, fray Toribio de Benavente y Diego Durán.
Además de documentos escritos en náhuatl, como los Anales de Cuauhtitlan y los códices Borgia, Fejérváry-Mayer, Florentino, Magliabechi, Telleriano-Remensis, Tonalámatl de Aubi, Tovar, Tudela, Vaticano Ríos y los Matritenses, que fueron traducidos e interpretados por el propio antropólogo para esta investigación.
Rafael Tena tradujo e interpretó los textos que consultó en náhuatl para tener un mejor entendimiento de los mismos, análisis al que le dedicó tres años. Además comentó que fue un reto abordar un tema tan complejo y poder ofrecer un panorama completo sobre el tema.
La investigación ya se había publicado de manera sintetizada en dos folletos de la colección divulgación del INAH, en 1993 y 2002; en 2009 la revista Arqueología Mexicana le dedicó el número especial 30, con un panorama general de la cosmogonía nahua, pero dándole prioridad al catálogo de dioses.
El libro está estructurado en seis módulos: la teogonía, el origen de las deidades; la teología, la naturaleza de los dioses; la cosmogonía, el origen del mundo; la cosmología, la estructura del mundo; la antropogonía, el origen del hombre y la antropología, la actividad religiosa del hombre.
La obra se complementa con tres apéndices: una serie de mitos prehispánicos, como el origen del quinto sol, la creación del hombre y el nacimiento de Huitzilopochtli; una explicación del Libro II del Códice Florentino, que habla de los atavíos de los dioses, ceremonias, templos y sacerdotes; y el Catálogo de dioses mexicas.