• Realizado en 1935 por el pintor de origen canadiense, junto con Reuben Kadish, es intervenido in situ en el Museo Regional Michoacano, “Dr. Nicolás León”
• Se presentará oficialmente a principios de 2025, cuando se cumplan 90 años desde su creación
Como una incomprendida expresión de denuncia, la obra La lucha contra la guerra y el fascismo, elaborada por Philip Guston (1913-1980), junto con Reuben Kadish (1913-1992), padeció tres décadas de ocultamiento al poco tiempo de su creación y, después, los embates del tiempo. La Secretaría de Cultura del Gobierno de México -a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) y de la representación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Michoacán-, en colaboración con la Fundación Philip Guston recuperan el que representa el único mural del artista canadiense en México.
Se prevé que la intervención de la obra, la cual fue ejecutada por ambos exponentes de la Escuela de Nueva York en una de las paredes del edificio sede del Museo Regional Michoacano (MRM), "Dr. Nicolás León Calderón", concluya a finales del presente mes; no obstante, los resultados serán presentados de manera oficial a inicios de 2025, cuando la obra cumpla sus 90 años de creación, para inaugurar así un recorrido de visita permanente por los murales con los que cuenta el recinto.
Para el director del MRM, Jaime Reyes Monroy, se trata de una oportunidad única para “sacar a la luz” no solo un mural que, desafortunadamente, suele pasar desapercibido por su ubicación, en el segundo patio del museo, sino la vida y obra de Philip Guston, un artista del expresionismo abstracto, mediante un ciclo de conferencias, a inicios del año entrante.
El historiador refiere que David Alfaro Siqueiros recomendó a Guston y Kadish, ambos de origen judío, para la realización del mural, y su patrocinio corrió a cargo del entonces rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Gustavo Corona Figueroa. “Es probable que Guston haya creado y solucionado plásticamente la obra, pues Kadish era fundamentalmente escultor, por lo que se piensa participó como ayudante”.
Entre agosto de 1934 y enero de 1935, sobre 100 metros cuadrados de muro, dieron vida a una elocuente y desgarradora escena, en un contexto mundial que afrontaba el ascenso del comunismo, el fascismo y el nazismo en Europa, mientras en Estados Unidos algunos grupos promovían el racismo radical.
“Conocido también como La lucha contra la guerra y el terror, fue criticado porque, de alguna manera, al igual que Hombre y máquina (1934), que Grace Greenwood pintó en este mismo edificio, rompió con las escenas costumbristas retratadas en el muralismo de Michoacán. La gente de aquí le empezó a nombrarle ‘La Inquisición’ porque, erróneamente, asociaron sus imágenes a esta institución virreinal”, anota Reyes Monroy.
Philip Guston, nacido en Quebec, Canadá, en el seno de una familia de inmigrantes ucranianos, logró una composición potente, dividida en dos niveles verticales. Dos figuras unen el nivel de arriba con el de abajo: se trata de verdugos vestidos de blanco y encapuchados, a la usanza del Ku Klux Klan; el resto, lo ocupan cuerpos desnudos en escorzo con las manos atadas a la espalda, castigados y vejados por el peso de la superstición y la represión.
La protesta y la crítica generadas entre el sector conservador moreliano provocó que la obra fuera cubierta en 1940. El recinto museístico recibió en “compensación” la obra virreinal El traslado de las monjas dominicas a su nuevo convento de Valladolid. El mural volvería a ver la luz hasta 1975, pero dado que Guston ejecutó la técnica al fresco con premura y no necesariamente con los mejores materiales, ello incidió en el deterioro de la capa pictórica.
“En distintos momentos tuvo trabajos de conservación-restauración, pero de menor envergadura, de ahí que este proyecto representa la primera intervención integral que pone en valor la magna obra. Hemos partido con una base documental que tuvo a bien compartirnos la Fundación Philip Guston, con sede en Nueva York, la cual aportó el equivalente a un millón 700 mil pesos para la ejecución de esta iniciativa”, explica el titular del MRM.
De manera preliminar, para determinar las fuentes y grados de humedad que afectaban el mural, se realizaron análisis con georradar, por parte del Laboratorio de Geofísica del INAH, así como videoinspección en las bajadas de agua pluvial que incidían directamente en la obra.
A partir de los resultados, la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura realizó el proyecto de obra civil, el cual implicó la utilización de la técnica del encamisado de una de las tuberías, y también se instaló otra nueva canalización. Para controlar la exposición de la obra a los rayos solares se colocó un domo de cristal con película de filtro UV, en el patio donde se localiza.
El programa de intervención directa de La lucha contra la guerra y el fascismo estuvo a cargo del Centro Nacional de Conservación y Registro de Patrimonio Artístico Mueble, cuyas tareas de consolidación del muro y de reintegración cromática están a cargo del restaurador del Taller de Pintura Mural, David Oviedo Jiménez, con apoyo de tres técnicos.
“Se tiene avance de 80 por ciento en la reintegración cromática, la cual se realiza con acuarelas, y se prevé concluir en los últimos días de noviembre de 2024. La atención irá acompañada de un plan de manejo, a fin de monitorear su estado de preservación, así como de un esquema de difusión, mediante nueva señalética, que guiará al público al sitio donde se encuentra, y ahí proporcionarle información de su historia e importancia, a través de cédulas”, finaliza Jaime Reyes Monroy.
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