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La diversidad ha existido siempr
La diversidad ha existido siempre, no es un concepto que llegue con la modernidad, al igual que la diversidad sexual.

*** Numerosas sociedades han construido estructuras sociales basadas en el binarismo sexo-genérico, la heteronormativa y la androeconomía

*** Investigadoras del INAH abordaron estudios antropológicos realizados desde principios del XX, que han documentado la diversidad de la sexualidad humana

Boletín 442

Es dentro del contexto de las sociedades occidentales donde la ciencia médica y los ámbitos legal, social, político, económico y religioso han construido al individuo con base en el binarismo hombre/mujer; recientemente, y poco a poco, las sociedades contemporáneas se han abierto a la diversidad sexual, la cual ya era evidente en otras formas de organización social y cultural.

 

Así lo plantearon las investigadoras del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Lilia Hernández Albarrán y Edith Yesenia Peña Sánchez, en la conferencia De las sexualidades locales a las diversidades contemporáneas en grupos indígenas, en la cual hicieron una revisión de las expresiones de la sexualidad en estas poblaciones de diversos continentes.

 

El tema fue presentado en la conferencia de apertura de la XXI Semana Cultural de la Diversidad Sexual, organizada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través INAH, y el Instituto Mexicano de Cinematografía, por medio de la plataforma FilminLatino, en la que enfatizaron que las sociedades modernas están entrando tarde al abordaje de la diversidad, generando una diferencia que se ha radicalizado entre el norte y el sur global y en la problemática de diversidad cultural y sexual.

           

“La diversidad existe desde que existe la especie humana y antes de que la sociedad moderna adoptara el término y construyera el sentido de género, porque en la historia de la humanidad ha habido diferentes formas de entender el cuerpo, de organizar sus relaciones sociales y de pensar la atracción, el gozo y su relación con la naturaleza; distintas a las que brindan las estructuras del poder, cimentadas por la visión occidental, los colonialismos y las ideologías religiosas, las cuales han jugado un papel relevante en los procesos de aculturación e hibridación que reconfiguran sentidos, a la par que provocan resistencias”, dijo Lilia Hernández.

 

“Se han desarrollado variadas maneras de establecer órdenes sociales y simbólicos, así como pautas de comportamiento sobre la lógica de pensar las diferencias sobre los cuerpos, la reproducción, lo afectivo y el gozo, las transgresiones, las prácticas sexuales y las regulaciones morales y punitivas, según el contexto histórico, los grupos y las culturas; es así que esta diversidad no necesariamente tiene que conformar identidades, también tiene que ver con las formas de organización de los grupos, con posiciones y condiciones sociales, alianzas y parentesco, jerarquía y edad, entre otros”, comentó Yesenia Peña.

 

Añadieron que son numerosos los estudios antropológicos realizados desde principios del siglo XX, los cuales han documentado la diversidad de expresiones de la sexualidad, principalmente de zonas de Asia y África, entre estos, los de Bronislaw Malinowski (1929), Lewis (1941), Georges Devereux (1937) y Alexander Goldenweiser (1929), que indican que, en sus formas de organización, los grupos indígenas han demostrado que para establecer cómo viven no necesariamente se guían por las características físicas que expresan los cuerpos.

 

Peña Sánchez y Hernández Albarrán también se refirieron a la colonización que, en muchos casos, cambió las visiones indígenas: “La colonización implica que otro pueblo llegue con dominio y poder, con otra visión de las cosas y con una moralidad que impone a los grupos conquistados, rompiendo sus dinámicas. Hoy, algunos pueblos indígenas están luchando porque se reconozca su visión y su cultura en sus propios términos, incluida la sexualidad, y están entrando en diálogo con las posiciones políticas de los colectivos LGBTTTIQ+”.

 

Ejemplo de lo anterior, citaron, está la etnia amerindia mohave, del sureste de Estados Unidos, la cual reconoce a un hombre o una mujer con base en las características biológicas de nacimiento, pero también a partir de otras dos posibilidades: hwame, quienes nacen con características biológicas consideradas en nuestra sociedad de mujer y puede transitar a roles masculinos; y alyha, hombres que transitan a roles femeninos.

 

Las investigadoras explicaron que este proceso no modifica su cuerpo, sino sus roles sexuales. Dicho cambio se realiza a partir de una ceremonia: en el caso de los alyha, la persona empieza a vestirse con ropa considerada femenina por su comunidad, y a adoptar gestos femeninos, se pintan y se nombran de otro modo; en tanto, los hwame se arreglan y se cambian el nombre a masculino, algunas personas se convierten en chamanes y alcanzan mayor jerarquía en su sociedad.

 

Finalmente, las investigadoras hablaron del término despectivo “berdache” (prostituto), impuesto por colonizadores anglosajones a grupos indígenas del suroeste de Estados Unidos, cuando encontraron que en muchos de estos se aceptaban las relaciones erótico-afectivas entre hombres. En 1990, estos grupos retomaron el término two spirits (dos espíritus) para desechar esa palabra y retomar las visiones propias de sus culturas, las cuales manifiestan respeto a la diversidad de expresiones afectivas y eróticas.

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