• Con financiamiento del Conahcyt, constituyó el Laboratorio de Investigación Especializada en Protección del Patrimonio Documental y Bibliográfico, del INAH
• A la fecha, se han digitalizado más de 100,000 imágenes de documentos del acervo de la propia biblioteca, como de apoyos externos
La Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH) presentó su acervo fotográfico digital, un repositorio integrado a su base de datos, donde las y los usuarios podrán encontrar desde imágenes pertenecientes a la colección de cartes de visite, de Francisco Pérez Salazar, a los álbumes de Maximiliano de Habsburgo y mandatarios mexicanos, como Lázaro Cárdenas del Río, o registros de piezas arqueológicas en museos europeos, hechos por Alfonso Caso y Eulalia Guzmán.
La BNAH, expresó su director, Baltazar Brito Guadarrama, no se ha quedado atrás en la implementación de nuevas tecnologías, siendo la digitalización un proceso fundamental para el estudio, conservación y difusión de sus fondos, incluidos los de carácter fotográfico, en cuya conversión a este formato se ha avanzado en los últimos tres años, con la adquisición de equipos de última generación.
En 2021, se constituyó el Laboratorio de Investigación Especializada en Protección del Patrimonio Documental y Bibliográfico, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), órgano de la Secretaría de Cultura federal. Esto, gracias a que el proyecto fue seleccionado por la convocatoria “Apoyo a la Ciencia de Fronteras”, emitida por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt).
Con el monto otorgado, de 6 millones de pesos, se adquirieron escáneres: orbital de gran formato, de alta resolución, y para materiales fotográficos y opacos; cámaras digitales SRL Full Frame, una unidad central de sistema de almacenamiento de gran capacidad, un par de unidades de expansión, el software gestor de imágenes, lentes, filtros, tripiés, sistemas de iluminación y memorias para cámara.
La responsable de Desarrollo de Colecciones de la BNAH, Itzel González Pérez, recordó que esta dependencia “es el cerebro y motor de la estructura que resguarda el patrimonio bibliográfico y documental del INAH”, al tener a su cargo la normalización y operación de 69 bibliotecas; regular, supervisar y evaluar 100 archivos administrativos, 42 de concentración y 180 históricos, institucionales o incorporados.
De ahí que, los equipos recién adquiridos, también están al servicio de estos repositorios, y en sus instalaciones −ubicadas en la planta alta del Museo Nacional de Antropología− puede recibirse capacitación, ya que se generaron manuales de catalogación y lineamientos para la digitalización y conservación, para un adecuado manejo de los acervos.
A la fecha, indicó, se han digitalizado en alta resolución más de 100,000 imágenes, que abarcan tanto documentos del acervo de la propia biblioteca, como de apoyos externos.
El subdirector de Documentación de la BNAH, Miguel Nájera Pérez, manifestó que “desde hace casi tres décadas hemos trabajado en la integración y normalización de los diferentes fondos, y en ese proceso hemos utilizado diversos programas y brindado capacitaciones técnicas. Mientras mejoremos la identificación y la descripción, llevándola a un tercer nivel catalográfico, garantizamos la protección de este patrimonio, el cual también es susceptible a la sustracción ilícita”.
La profesional de la Fototeca de la BNAH, Yosajandi Huerta Avendaño, abundó que la colección base está constituida por los álbumes provenientes del antiguo Museo Nacional, con temáticas que parten desde 1880 y abarcan la construcción de los ferrocarriles nacionales y centrales, el desagüe de la Ciudad de México (Fondo ingeniero Roberto Gayol), la Penitenciaría de Lecumberri y las salas del citado museo, afincado en la calle Moneda.
“En virtud que cada fotografía representa un documento, teníamos que sacar puntos de acceso concretos: geográficos, de las personas detrás de la imagen, de las instituciones que comisionaron las tomas. Las fichas de catalogación son exhaustivas y reflejan el trabajo de cada área de la BNAH, pero también del personal de la Fototeca Nacional que colaboró con la dictaminación del estado de conservación.
Huerta Avendaño concluyó que la digitalización contribuye a preservar piezas fotográficas deterioradas por el paso del tiempo, o cuya manipulación representa un riesgo biológico para su soporte: emulsiones de haluros de plata, placas de cristal y daguerrotipos, por dar algunos ejemplos.
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