- Con su partida, México pierde a uno de sus mejores arqueólogos; fue maestro de varias generaciones y autor de una obra escrita insuperable
- Sus aportaciones para la comprensión de Teotihuacan ya inscriben su nombre junto al de Leopoldo Batres, Manuel Gamio, Ignacio Marquina e Ignacio Bernal
La Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) lamentan profundamente el fallecimiento del profesor emérito Rubén Cabrera Castro (1934-2023), quien desde muy joven se dedicó al estudio y conservación de la Zona Arqueológica de Teotihuacan. Autor de una obra escrita insuperable y siempre activo defensor del patrimonio arqueológico, con su partida México pierde a uno de sus mejores arqueólogos.
Cabrera Castro nació en el estado de Guerrero, en 1934. Estudió su profesión con nivel de maestría en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), y cursó estudios de doctorado en el Posgrado de Arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México.
En su juventud participó en el Proyecto Teotihuacán (1962-1964), dirigido por Ignacio Bernal. Años después, coordinó el Proyecto Teotihuacán (1980-1982), con el cual abrió la posibilidad de nuevas interpretaciones sobre la forma de organización de la “Ciudad de los dioses”.
Su experiencia en campo fue muy amplia y, sin duda, fue uno de los investigadores con más presencia en los trabajos arqueológicos realizados en los últimos 30 años en la emblemática urbe mesoamericana, ubicada en el Estado de México.
El director general del INAH, Diego Prieto Hernández, ha expresado que se trata de la pérdida de un personaje emblemático del instituto, cuyo principal legado fue el estudio y la defensa de la antigua ciudad de Teotihuacan. Adelantó que en el marco del Simposio Román Piña Chan, el cual se celebrará en la Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia, Rubén Cabrera será recordado en un homenaje póstumo.
Cabe mencionar que, en diciembre de 2022, el INAH le rindió un homenaje a propósito de la publicación de las memorias de La Ventilla, la investigación de más largo alcance realizada en Teotihuacan. En su discurso, Rubén Cabrera ponderó su principal interés y preocupación: el conocimiento del pasado, a partir de la conservación del patrimonio arqueológico.
En el Museo Nacional de Antropología, acompañado de “Meche”, su esposa, su hija, colegas, amigos y discípulos, el investigador emérito del INAH recordó su ingresó a la institución: en el Departamento de Prehistoria, trabajando al lado de José Luis Lorenzo; sus andanzas en sitios de Chiapas, como Malpaso; de Yucatán y de la ribera del río Balsas, en su natal Guerrero, en tareas de salvamento arqueológico.
Su madurez en la disciplina llegó en la Zona Arqueológica de Teotihuacan donde, bajo la dirección de Ignacio Bernal, comenzó a indagar en la Calzada de los Muertos, en 1962; posteriormente excavaría en las pirámides de la Luna y de la Serpiente Emplumada.
En dos volúmenes, Estudios de un barrio de la antigua ciudad de Teotihuacan. Memorias del Proyecto La Ventilla es resultado de su investigación, la cual arrancó como un salvamento arqueológico, hace tres décadas y, al poco tiempo, derivó en una excavación extensiva que concitó a un equipo inter y multidisciplinario: “Son muchos los colaboradores que me han acompañado en La Ventilla, un lugar clave para reconocer el sistema urbano de esta metrópoli”, expresó el arqueólogo.
Ese día, 9 de diciembre de 2022, el titular del INAH, Diego Prieto Hernández, condecoró a Rubén Cabrera Castro con una medalla, un reconocimiento simbólico “a un gran investigador, quien ha plasmado su saber no solo en escritos, sino en la vocación de muchas generaciones que han aprendido de él en campo; pero también se distingue como defensor y difusor del patrimonio arqueológico. En su trayectoria se cristalizan los cuatro mandatos y pilares de nuestra institución”.
En aquella ocasión, los arqueólogos del INAH, Eduardo Matos Moctezuma y Julie Gazzola, así como los de UNAM, Linda Manzanilla Naim y Carlos Navarrete Cáceres, reconocieron las aportaciones de Cabrera en la comprensión del devenir de Teotihuacan, que lo inscriben ya junto a los nombres de Leopoldo Batres, Manuel Gamio, Ignacio Marquina, René Millon e Ignacio Bernal, entre otros, ineludibles en la historia del sitio arqueológico.
Rubén Cabrera Castro deja también un importante legado como maestro de varias generaciones en la ENAH y, en la práctica, formador inigualable de muchos arqueólogos y arqueólogas.