• Familiares, amigos y colegas del investigador evocaron su trayectoria como formador de instituciones y de nuevos cuadros académicos
• “Nunca acabaremos de ponderar sus aportes al pensamiento histórico y antropológico de México”: Diego Prieto Hernández
Con una obra clave para el estudio de la historia y la evocación de un hombre sensible y siempre activo en la docencia, la divulgación y la investigación humanística de México, fue recordado Enrique Florescano Mayet (1937-2023) por sus familiares, amigos y colegas reunidos en la 34 Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH), en un homenaje póstumo.
En el Museo Nacional de Antropología (MNA), dentro de la jornada inaugural de este encuentro literario, organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, declaró que un reconocimiento digno de la trayectoria de Florescano no puede limitarse a una fecha o a un solo evento. “Los homenajes hacia Enrique deben continuar, porque aunque termine esta sesión y la propia FILAH, nunca acabaremos de ponderar sus aportaciones al pensamiento antropológico mexicano y a la reflexión universal sobre la historia y su función”.
Acompañado de la historiadora Alejandra Moreno Toscano, cónyuge de Florescano Mayet, así como del editor Jaime Bali, colaborador del homenajeado durante su gestión al frente del INAH, entre 1982 y 1988, Prieto Hernández calificó al autor de Memoria mexicana (1994) como “el más antropólogo de los historiadores”.
En este mismo sentido, la exdirectora del INAH, Teresa Franco González Salas, distinguió al historiador, oriundo del pueblo veracruzano de San Juan Coscomatepec, como un buscador de saberes universales.
“Lo recuerdo como un hombre de muchas facetas: el gran maestro y el investigador, pero también como aquel que siempre estaba interesado en la belleza de las cerámicas y los textiles, o en el descubrimiento de un nuevo grupo de jaraneros. Estar con él, viajar con él, era siempre un aprendizaje”.
También presentes en el evento, el director del MNA, Antonio Saborit García Peña, y los investigadores de la Dirección de Estudios Históricos (DEH) del INAH, Rodrigo Martínez Baracs y Carlos San Juan Victoria, evocaron los aportes de Florescano para consolidar el funcionamiento y la labor de esta dependencia del instituto, como formadora de nuevos cuadros de historiadoras e historiadores.
Sus publicaciones, dijeron, entre las que están El mito de Quetzalcóatl (1993) y La función social de la historia (2012), son amplias y multifacéticas como su vida misma.
“Cuando lo conocí, en los años 70 –expuso Martínez Baracs–, Enrique dirigía la DEH y la revista Nexos, que fundó junto con Pablo González Casanova, pero también asesoraba tesis, daba clases y dictaba conferencias, escribía libros, artículos, ensayos y reseñas, jugaba al tenis y remaba por el lago de Zirahuén. Todo bajo el imperativo categórico de vivir cada momento con la mayor intensidad posible, es decir, el carpe diem horaciano, sin olvidar el alfonsino ‘no olvidéis, sed inteligentes’”.
Como cierre del homenaje póstumo, el titular del INAH entregó a la historiadora Alejandra Moreno una obra escultórica representativa de los platos polícromos mesoamericanos. “Con este detalle, queremos que ustedes, como su familia, sepan que Enrique siempre estará entre nosotros”, concluyó.
El 12 de octubre, a las 11:00 horas, se realizará el performance “Café con Florescano”, en el espacio lúdico Pápago, en el cual participarán Angélica Moreno, Amelia Lara, Carmen Gaitán, Graciela Iturbide, Manuel Rocha, Teresa Franco y Valeria Florescano
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