*** La obra fue presentada durante la conmemoración por los 84 años del INAH, institución que comisionó al arqueólogo la puesta en valor de la antigua urbe
*** La colaboración entre el instituto y la familia Ruz permitió la reedición de este libro, cuyas páginas rebosan la perspectiva multidisciplinaria del autor
A propósito del 70 aniversario del hallazgo de la cripta del gobernante Pakal II, acontecido el 17 de junio de 1952, en el Templo de las Inscripciones de Palenque, en Chiapas, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), reedita la obra cumbre de su descubridor Alberto Ruz L’huillier, considerada un clásico de la arqueología antropológica: El pueblo maya, ayer y hoy.
El libro fue presentado durante la conmemoración de los 84 años del INAH, institución que, recordó su director general, Diego Prieto Hernández, comisionó al reconocido arqueólogo la puesta en valor de la antigua urbe enclavada en la selva alta. Con las dificultades logísticas propias del momento, Ruz L’huillier se consagró a esta misión desde 1949, y continuaría su empeño por casi una década.
Es por ello, dijo, que el encuentro con los restos mortales del ajaw que llevó a su esplendor a Lakamha’, no fue un hecho aislado ni fortuito, sino el resultado de un equipo respaldado por un organismo que nació el 3 de febrero de 1939, con mandatos muy claros: la defensa, conservación, investigación y divulgación del patrimonio cultural de México, de ahí que el “Lugar de las grandes aguas” sigue dando descubrimientos relevantes que aportan al conocimiento de su antigua sociedad.
El titular del INAH y el hijo del célebre arqueólogo, Claudio Ruz Gutiérrez, comentaron que la reedición de El pueblo maya, ayer y hoy, más de tres décadas después de su última aparición, es resultado de la colaboración entre el instituto y la familia Ruz, de manera que, en sus páginas, el lector encontrará íntegra la visión de su autor, pero con imágenes actuales que dan cuenta de los avances en los estudios de la propia tumba, entre ellos, un rostro más fidedigno de Pakal, producto de la última intervención a su máscara mortuoria.
El tiraje de la publicación –que será comentada nuevamente en la 44 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, el 2 de marzo– es de un millar.
En su intervención, la investigadora del Centro de Estudios Mayas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Ana Luisa Izquierdo y de la Cueva, quien desde 1987 ha estudiado los aportes de su maestro, Alberto Ruz L’huillier, sostuvo que El pueblo maya, ayer y hoy es la obra más acabada del autor, en términos de la perspectiva de su quehacer, atravesada por la transdisciplinariedad y la multidisciplina.
El científico de origen cubano-francés, dijo, ejerció la historiografía como una ciencia completa, mediante la crítica y el análisis de fuentes –argumentando su reprobación a los esquemas de estudiosos como Sylvanus Morley y Edward P. Thompson, y exaltando el de otros, entre ellos, Michael D. Coe–, así como la historia social y política, además de haberse convertido en historiador del arte a través de sesudas reflexiones.
“Este libro implica también su sentido social. Para Alberto Ruz, la práctica de la arqueología maya era útil para aumentar el conocimiento de la trayectoria histórica de esta cultura, pues devolver este pasado era una forma de dignificar a sus herederos. Restaurar los antiguos monumentos tenía el fin de que los mayas contemporáneos se sintieran orgullosos de su devenir”, expresó.
Al respecto, el investigador del INAH y curador de la colección maya del Museo Nacional de Antropología, Daniel Juárez Cossío, abundó que, en 1957, la Biblioteca de Ciencias Sociales en Santiago de Cuba publicó La civilización de los antiguos mayas, el cual fue revisado y reeditado en varias ocasiones por Ruz L’huillier, siendo el antecedente de su obra póstuma, El pueblo maya.
“Al leer la mayoría de las obras parece que solo existieron sacerdotes, jefes civiles y militares, altos funcionarios, sabios y artistas. El pueblo solo se adivina en un nebuloso trasfondo […] Recalcar la presencia de todo el pueblo maya en la elaboración de la cultura, precisar su papel en la vida de la comunidad, definir sus relaciones dialécticas con los demás grupos sociales […], tales son los problemas que intentaremos, si no resolver, cuando menos, plantear”, finalizó.