• Sus aportaciones son ineludibles en los estudios de la prehistoria de nuestro territorio y en el análisis de la lítica
• Indagó en destacados sitios patrimoniales como Tlapacoya, en el Estado de México, o el Cedral, en San Luis Potosí
Este sábado 1 de noviembre, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) despide a una de sus profesionales ilustres, investigadora emérita de esta dependencia de la Secretaría del Gobierno de México, la arqueóloga Lorena Emilia Mirambell y Silva (1935-2025), cuyas aportaciones son ineludibles en los estudios de la prehistoria de nuestro territorio y en el análisis de la lítica, campos en los aportó una metodología rigurosa.
Lorena Mirambell fue y seguirá siendo una institución en sí misma. Desde su ingreso a la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), en 1955, se sintió inclinada a la investigación de los yacimientos pleistocénicos de México, debido a la influencia que sobre ella ejercieron las cátedras de los profesores Pablo Martínez del Río, José Luis Lorenzo Bautista y Pedro Bosch Gimpera.
“México es un país de arquitectura monumental, sin embargo, la prehistoria es cautivante. Lo que realmente separa a ésta de la historia, es la aparición de la escritura. El conocimiento sobre estos primeros habitantes es importante porque son los que sustentan a las culturas que sucederían”, señalaba.
Tras cursar la licenciatura en la ENAH, en 1961, siguió teniendo al profesor José Luis Lorenzo como mentor, pues en ese año él fundó el Departamento de Prehistoria; más tarde se titularía como maestra en Ciencias Antropológicas con la tesis Técnicas lapidarias prehispánicas. Cabe señalar que entre 1970 y 1972 fue titular de la Sección de Laboratorios de ese antiguo departamento, además de que se desempeñaría como presidenta del Consejo de Arqueología del INAH, de 1989 a 1992.
Realizó estudios en el Laboratorio de Geología del Cuaternario y Prehistoria de la Universidad de Burdeos, en Francia, con François Bordes, así como en el Instituto de Arqueología de Londres, en Inglaterra.
Participó en las excavaciones arqueológicas más importantes relacionadas con su especialidad, como los trabajos en Tlapacoya, Estado de México, o los del Cedral, en San Luis Potosí.
Hace una década, el INAH le concedió el emeritazgo y, en 2018, fue homenajeada por su área de adscripción, la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico, a través de un coloquio; distinciones que se sumaron a otros galardones concedidos por su vida y obra, entre ellos, Las Palmas Académicas por parte del gobierno francés.
Como se mencionó, sus contribuciones incluyen metodologías para la investigación de las herramientas líticas y trabajos, tanto de campo como de laboratorio, en países como Indonesia y Australia.
Entre las publicaciones de su autoría o bajo su coordinación, pueden mencionarse diversos títulos dedicados al análisis de las herramientas primitivas y los materiales de dicha evolución tecnológica, para comprender los primeros actos humanos, caso de: Estudio de la lítica arqueológica en Mesoamérica, Investigaciones recientes sobre la lítica arqueológica en México y Materiales arqueológicos: Tecnología y materia prima (2014).
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