• El original fue quemado por accidente, lo que representó una pérdida de gran valor cultural para la población
• El Mapa de Chilacachapa era un documento de carácter histórico-geográfico de la antigua región chontal de Guerrero
Entre las características culturales sobresalientes el estado de Guerrero está la presencia de cerca de 60 códices y documentos pictográficos, como mapas y lienzos, los cuales narran acontecimientos previos a la invasión española, la cosmovisión y concepción de la geografía, sucesos del periodo virreinal, así como cargas tributarias, territorio, genealogías y otros temas.
Uno de esos documentos era el Mapa de Chilacachapa, que refería a la representación de la geografía y linderos del área de Chilacachapa, Coatepec de los Costales y Tonalapa del Río, en la región norte de Guerrero. Lamentablemente, fue quemado accidentalmente hace algunas décadas.
En días pasados, en el marco de la Cátedra Ignacio Manuel Altamirano, realizada en el Museo Regional de Guerrero, en Chilpancingo, la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Centro INAH Guerrero, llevó a cabo una ceremonia en la que entregó dos copias facsimilares del Mapa de Chilacachapa a la comunidad.
Los facsimilares, realizados a partir de la calca y digitalización de fotografías del mapa hasta lograr una copia fiel de lo que era el documento original, fueron entregados por el encargado de despacho del Centro INAH Guerrero, Héctor Romeo Torres Calderón, y por el arqueólogo Miguel Pérez Negrete; uno fue recibido por el comisario municipal, Rafael Valle Flores, y el otro por la presidenta municipal de Cuetzala del Progreso, Elizabeth Mendoza Damacio.
En el marco de la cátedra, el arqueólogo Pérez Negrete presentó avances de investigación sobre un documento pictográfico inédito, mediante la conferencia Recuperación y proceso de estudio del Mapa de Chilacachapa, municipio de Cuetzala del Progreso, Guerrero.
Explicó que meses antes de la quema del mapa, él tuvo acceso a este, mientras realizaba una comisión en el poblado de Chilacachapa, logrando obtener fotografías del documento, en 2005. Por ello, en tiempos recientes, pobladores de esa comunidad solicitaron realizar un estudio y se entregara copia de las fotografías para tener un testigo del bien patrimonial perdido.
El mapa era un documento en papel delgado, con una cara de acabado lustre, similar al papel valenciano, donde fueron pintados elementos pictográficos con tintas negra, sepia, verde y algunos añadidos en azul; media aproximadamente 57 centímetros de alto por 78 de largo.
Se trataba de una copia del siglo XIX que señala los linderos de los pueblos de San Francisco de Coatepec Costales y San Nicolás Tonalapa, sin mencionar a Chilacachapa; al centro estaba la representación de la iglesia del pueblo, señalada como la de Coatepec Costales, comparando características arquitectónicas, pero en realidad ahí estaba dibujado el templo de Chilacachapa con sus pináculos.
Pérez Negrete explicó que hay tres versiones del mapa: esta, que fue registrada también por los investigadores del INAH Blanca Jiménez y Samuel Villela, e incluido en una compilación de códices para la entidad; un segundo mapa de Coatepec y Chilacachapa, trabajado parcialmente por el arqueólogo Rubén Cabrera (oriundo de Coatepec Costales), y uno más, hecho sobre piel y que resguardaba la Comisaría de Bienes Comunales de Tonalapa del Río, hasta ahora desaparecido.
Tras estudiar los diferentes elementos de los mapas, Pérez Negrete presentó la hipótesis de que existió un códice primigenio, el cual correspondía a Chilacachapa, como cabecera de un altepetl, e incluía no solo la representación geográfica del lugar, sino también acciones y acontecimientos, elementos que rememoraban narrativas, como peregrinaciones, guerras, antiguas ruinas (sitios arqueológicos) y aspectos míticos.
En la esquina sureste del documento se dibujaron puntos de origen, siendo uno de ellos un gran cerro sobre el que yace una pirámide y del cual emanan enormes cauces de agua, saliendo de este una pareja en peregrinación; al compararlo con el mapa de Coatepec de los Costales, existían árboles en la cima de ese imaginario, por lo que remite al mítico Tamoachan, el lugar de origen en algunas cosmovisiones prehispánicas, concebido como una fuente creadora de la cual hizo estudios el historiador Alfredo López Austin.
Continuando con la propuesta, en tiempos tempranos del periodo novohispano, la cabecera de la provincia pasa a Coatepec Costales y el mapa primigenio es redibujado para agregar elementos coloniales y suplantar el nombre de Chilacachapa, siendo copiado el mismo una y otra vez a lo largo de los siglos, con fines de reconocimiento de tierras, sin dejar de lado que el propio Coatepec de los Costales, Chilacachapa y Tonalapa eran pueblos hermanados desde su origen.
De esta manera, el INAH reintegra un bien patrimonial a la comunidad con el cual podrá reforzar su identidad como pueblo originario, y cuya acción estará acompañada de pláticas para las poblaciones del municipio de Cuetzala del Progreso.
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