• En sitios del Pacífico nicaragüense ha recuperado piezas de engobe blanco que guardan grandes similitudes con la tradición Mixteca-Puebla
• Es posible que su introducción a Centroamérica se deba a comerciantes de origen olmeca-xicalanca, procedentes de Cholula
En el año 2000, el profesor investigador de la Mount Royal University de Calgary, de Canadá, Geoffrey G. McCafferty, comenzó excavaciones en sitios del Pacífico nicaragüense, donde localizó cerámica de engobe blanco que guarda similitudes con el tipo Mixteca-Puebla de Cholula, indicador que no deja dudas sobre la interacción que hubo entre ambas zonas –separadas por más de 1,600 kilómetros– en la época prehispánica.
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), invitó al reconocido especialista del Departamento de Arqueología de esa casa de estudios, a presentar sus investigaciones e hipótesis en el Museo Nacional de Antropología (MNA), donde dictó la conferencia De Cholula a Nicaragua. Los orígenes de la tradición Mixteca-Puebla en la cerámica policromada.
En la década de 1980, el arqueólogo tuvo la oportunidad de estudiar y reclasificar una cantidad considerable de tepalcates provenientes de las exploraciones en Cholula, pudiendo sugerir tipos diagnósticos para los periodos Posclásico Temprano y Medio (900-1350 d.C.), los cuales ayudaron a afinar la cronología de este asentamiento célebre por el Tlachihualtépetl, “cerro hecho a mano”, la pirámide más grande del mundo, en cuanto a volumen.
Dos décadas más tarde, empezaría a localizar tipos cerámicos semejantes en su técnica y motivos iconográficos en contextos domésticos, ceremoniales y funerarios de sitios próximos al Lago Cocibolca, en Nicaragua, como los denominados Santa Isabel, Tepetate y El Rayo.
Esta situación, dijo, recuerda que Mesoamérica ocupó mucho más allá del actual territorio mexicano, extendiéndose a Centroamérica, aspecto que ejemplificó con los lazos comprobados que mantuvo Teotihuacan con las ciudades mayas de Tikal y Copán.
Indicó que lo importante es determinar cómo se dio esta influencia. Parte de la respuesta estaría en un grupo poco mencionado en fuentes: los chorotega, a quienes la arqueología considera responsables de introducir nuevos patrones mortuorios y también estilos cerámicos, como el engobe blanco, con iconografía del Altiplano Central mexicano.
Varios de los tiestos recuperados en sitios nicaragüenses cuentan con representaciones de Yacatecuhtli y Ehécatl, advocaciones del dios Quetzalcóatl. La presencia de Yacatecuhtli, patrono del comercio, lleva a proponer que los chorotega fueron pochtecas (comerciantes a grandes distancias) de origen olmeca-xicalanca, que procedían de Cholula y debieron viajar en busca de un bien preciado como el cacao. De manera que el término chorotega podría ser una “corrupción” de la palabra “cholulteca”.
“La cerámica policromada con engobe blanco es muy similar entre la de Nicaragua, Cholula y el Golfo de México, lo que implica una integración entre los grupos étnicos, posiblemente relacionados con los comerciantes que trabajaban bajo el amparo ideológico de Quetzalcóatl-Yacatecuhtli”, expuso McCafferty.
Para contextualizar, señaló que cuando los tolteca-chichimeca llegaron a Cholula, alrededor de 1200 d.C., la ciudad estaba bajo el control de los olmeca-xicalanca, que guardan filiación con mayas chontales del sur del Golfo. A los olmeca-xicalanca se atribuye la ampliación de la Gran Pirámide durante el periodo Epiclásico (650-900 d.C.), sobre todo, en el Patio de los Altares, los conjuntos de estelas y altares con iconografía estilo maya, y murales policromados, incluido el conocido como “Los bebedores”.
De acuerdo con el experto, la dificultad es definir cuándo ocurrió la interacción entre la gente de Cholula y los antiguos asentamientos que se establecieron en lo que hoy es Nicaragua. Hasta el momento, se ha sugerido que la región tuvo dos migraciones: la primera, encabezada por los chorotega o cholultecas, entre 750 y 850 d.C.; y la segunda, hacia 1250-1300 d.C., liderada por grupos nahuas.
Con 60 fechas de radiocarbono obtenidas de muestras recuperadas en sitios del Pacífico nicaragüense, se puede afirmar que la cerámica con engobe blanco apareció en este lugar, al menos, en el año 800 d.C. Las fechas absolutas para la cerámica con engobe blanco de Cholula y el Golfo, la sitúan hacia 1000 d.C., es decir, dos siglos después.
Geoffrey G. McCafferty considera que tal desfase se debe a que no se han realizado investigaciones adecuadas en México para resolver el dilema, por lo que obtuvo una beca para realizar estudios en Cholula, con el objetivo de mejorar la cronología de los olmeca-xicalanca y la evolución de la tradición Mixteca-Puebla.
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