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• La representación musical del revolucionario fue el tema de la última sesión del curso-taller “El villismo y su legado. Reflexiones históricas”

• El historiador Pavel Navarro dijo que los corridos y las canciones de la Revolución, son un arte colectivo

Boletín 525

 

Inclusive antes de su muerte, el mito del Centauro del Norte comenzó a escribirse a punta de corridos, composiciones que narraban el salto del bandolero José Doroteo Arango y Arámbula (1878-1923) al revolucionario Francisco Villa, azote de los tiranos, jefe de “Los dorados”, acérrimo enemigo de Carranza y Obregón, prófugo de la justicia estadounidense y un hombre de progreso acribillado a traición. 

La representación musical del villismo, sus compositores e intérpretes fue el tema de cierre del curso-taller “El villismo y su legado. Reflexiones históricas”, organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en el marco de las jornadas académicas “¡Viva Villa! 100 años después”.

En su ponencia, el investigador del INAH, adscrito al Museo Nacional de las Intervenciones, Pavel Navarro Valdez, dijo, que los corridos y las canciones de la Revolución Mexicana son un arte colectivo, debido a que su mediación requiere de distintos agentes. 

 

Destacó que el corridista, cancionero o compositor tiene un bagaje en el oficio; su lectura de las notas musicales y el conocimiento de la métrica son puestos al servicio de un relato sobre la lucha social, personificada, en este caso, por la figura de Villa.

 

Así, continuó el historiador, los corridos permiten manejar y sintetizar un volumen considerable de información “histórica” –no necesariamente fiel y comprobable–, para ser memorizada y transmitida.

 

Un buen corrido que aborda su etapa como bandido en la región de La Laguna y su adhesión a la Revolución, es En Durango comenzóel cual expone rasgos de la personalidad de Villa: la lealtad al maderismo y su conocimiento del terreno para emprender la huida, capacidad que nunca abandonaría.

 

Otro es el titulado Carabina 30-30, que retrata la valentía y el sacrificio de la gente del noroeste del país, convencida de la causa con la elección de Villa al frente de la División del Norte. “Este corrido señala un factor importante para entender el ascenso del villismo: la relación familiar que mantenía con sus combatientes. Este compadrazgo brindaba cierta seguridad a las familias que perdieran a sus hombres en combate.

 

“Asimismo, el mensaje rebelde de esta canciónjunto con su tonada fácil, le permitió traspasar el tiempo y el espacio. Pasó de las lejanas llanuras del norte de México, a la selva chiapaneca, siendo resignificada y reinterpretada en el Himno del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, de 1994”, detalló el también curador de la exposición De vuelta a Columbus

 

Escrito después de su muerte, el corrido General Francisco Villa traza una semblanza con precisión histórica, que hace hincapié en la escisión revolucionaria de Villa y Álvaro Obregón, y en el nombre de sus asesinos, Melitón Lozoya y Jesús Salas Barraza; aunque la estructura de la composición son sus hazañas y la continua burla hacia la autoridad.

 

Al respecto, refirió Pavel Navarro, uno de los episodios que sostienen el mito es la evasión de la llamada Expedición Punitiva, de 1916, tras el asalto a Columbus, Nuevo México. Samuel Lozano, revolucionario ligado a los hermanos Serdán y posterior militante del villismo, es el autor de uno de los corridos más logrados, por su ritmo, humor y precisión histórica: La persecución de Villa La Punitiva, que a la letra dice:

 

“De nuestro México, febrero veintitrés,/ dejó Carranza pasar americanos:/ diez mil soldados, seiscientos aeroplanos,/ buscando a Villa por todo el país […]/ Los soldados que vinieron desde Texas/ a Pancho Villa no podían encontrar,/ muy fatigados de ocho horas de camino,/ los pobrecitos se querían regresar./ Los de a caballo no podían ya sentarse, / y los de a pie no podían caminar;/ entonces Villa les pasó en aeroplano/ y desde arriba les dijo: Good bye”.

 

Esta última frase combina realidad y ficción. “Por supuestojamás existió el robo de aeroplanos ni fuerza aérea villista, aunque –como reflejo una multitud sí descompuso un avión norteamericano, cuando este aterrizó en la ciudad de Chihuahua, al desvalijarle cuanta pieza pudieron sin que los tripulantes lograran evitarlo”, puntualiza el editor del Cancionero de la Intervención estadounidense.

 

El actor Ignacio López Tarso, cantantes y grupos consagrados de la música ranchera, como Antonio Aguilar y Los Alegres de Terán, versionaron La persecución de Villa, cuya popularidad, al igual que la de otros corridos, se diseminó por la radio, medio que nació en México hace 100 años, a la par de la muerte de Francisco Villa. 

 

En todo caso, finalizó Pavel Navarro, “la memoria musical es un tanto lúdica, puede decirse que hasta algo anárquica, porque en mucho proviene de las emociones. Por tanto, no se afecta si, en algunas versiones de La Punitiva, aparecen 200, 300 o 1,000aeroplanos, o si varía el número de gringos, porque el objetivo es enaltecer la sagacidad del guerrillero mexicano y ensalzar la manera con que escapó”.

 

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