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Rubén Cabrera Castro (1934-2023) tuvo la oportunidad de explorar por vez primera en Teotihuacan. Foto: Melitón Tapia. INAH.

• El arqueólogo Eduardo Matos abrió el simposio-homenaje dedicado al investigador; continúa el 30 de agosto y 6 de septiembre de 2023

• La arqueóloga Julie Gazzola hizo hincapié en las aportaciones del profesor para comprender la secuencia arquitectónica de La Ciudadela

BOLETÍN 553

 

Rubén Cabrera Castro (1934-2023) tuvo la oportunidad de explorar en Teotihuacan por vez primera al participar en el gran proyecto arqueológico de 1962-1964, mediante el cual se investigaron los conjuntos habitacionales del área norte; asimismo, junto con Héctor Gálvez y Guadalupe Mastache, realizó su primer gran descubrimiento: la pintura mural conocida como “La lucha de los animales mitológicos”.

 

Este fue el inicio de seis décadas del célebre arqueólogo, dedicadas a “La ciudad donde los hombres se convierten en dioses”, mismas que fueron recordadas en la primera jornada del simposio-homenaje a Rubén Cabrera, convocado por la Secretaría de Cultural del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y cuya transmisión puede seguirse en la página Teotihuacan en Casa.

 

El evento académico fue inaugurado por el director de Estudios Arqueológicos del INAH, Morrison Limón Boyce, y el titular de la Zona de Monumentos Arqueológicos de Teotihuacan, Rogelio Rivero Chong, quien comentó que el apelativo de “profe” a Cabrera, entraña la admiración y el cariño que inspiraba en cada persona a quien compartía su conocimiento.

 

De sus andanzas y aportaciones a la historia de Teotihuacan habló el investigador emérito del INAH, Eduardo Matos Moctezuma, colega de Rubén Cabrera en las excavaciones del Proyecto Teotihuacan (1962-1964). Ambos, entonces estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, estuvieron bajo el mando de Jorge Acosta y de Ponciano Salazar, respectivamente.

 

De inicios de los años sesenta, recordó la iniciativa Teotihuacan Mapping Project, encabezada por René Millon, primero en cartografiar la ciudad antigua, y pionero en métodos de arqueología de prospección y análisis informático de datos arqueológicos.

 

Las seis décadas de Rubén Cabrera en Teotihuacan, manifestó, fueron de profunda enseñanza en campo, por lo que no es de extrañar que sus discípulos sean garantes de la continuidad de las investigaciones.

 

“Es curioso que Rubén trabajó en los principales lugares de la ciudad: la Pirámide de la Luna, el Templo de la Serpiente Emplumada, la Calzada de los Muertos, etcétera y, finalmente, en el barrio La Ventilla, cuyas memorias se publicaron y presentaron el 8 diciembre de 2022, en el Museo Nacional de Antropología, donde se le rindió un merecido homenaje en vida”, recordó el también fundador del Proyecto Templo Mayor.

 

En su intervención, la investigadora Julie Gazzola hizo hincapié en las aportaciones del profesor Cabrera para la comprensión de la secuencia arquitectónica de La Ciudadela, parte de las bases que le permiten plantear el uso ritual y político de ese espacio por parte de los grupos que mantenían el control de las estructuras del poder.

 

“Desde esta perspectiva, La Ciudadela fue un santuario concebido, planeado y construido para dar cabida a miles de personas que participaban en los rituales que periódicamente actualizaban el mito de la creación original: el surgimiento de la montaña sagrada, y con ello, el inicio del tiempo mítico”.

 

Indicó que el Proyecto Arqueológico Teotihuacan (1980-1982) incluyó una serie de excavaciones en la gran plaza, motivadas por la instalación de un sistema de riego, las cuales permitieron a Rubén Cabrera localizar restos de subestructuras y la obtención de información sobre las primeras ocupaciones sucedidas en ese espacio. Supuso, en aquellos años, que se trataba de un asentamiento rural que habría sido desplazado para construir La Ciudadela.

 

“Diversos elementos nos han permitido plantear la hipótesis de que la cancha 5, al oeste del altar central, en el nivel denominado Pre-Ciudadela, fue usada para el juego de pelota; además, hemos corroborado que esta estructura, la cual pudo tener más de 123 metros de longitud, funcionó durante algún tiempo junto con el Templo de la Serpiente Emplumada”, sostuvo la coordinadora del proyecto Primeras ocupaciones en Teotihuacan, vigente desde 2006.

 

En ese sentido, finalizó, luego de llevar a cabo diversas temporadas, se ha confirmado que el aspecto que tiene la gran explanada es producto de múltiples modificaciones, “adquiriendo la configuración actual a lo largo de fases posteriores, lo cual modifica la perspectiva del uso del espacio, pues La Ciudadela no siempre tuvo la apariencia que vemos en la actualidad”.

 

El evento académico continuará el 30 de agosto y el 6 de septiembre de 2023, en el Centro de Estudios Teotihuacanos.

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