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Con su tradicional ofrenda, el Museo Nacional de Antropología difunde el culto a los fieles difuntos de Santa Ana Hueytlalpan, Hidalgo. Foto Melitón Tapia, INAH.

• Autoridades del INAH inauguraron la exposición Gotû. Fiesta de Todos Santos, la cual puede visitarse hasta el 3 de noviembre de 2024

• Con la representación de un camposanto y un altar doméstico se ejemplifica la ritualidad que dicha comunidad emprende para rendir tributo a sus seres queridos

Boletín 668

 

Cada año, a finales de octubre, los pétalos de flor de cempasúchil se extienden en los pisos, patios y calles a fin de que los muertos ubiquen el camino de vuelta a casa, se elaboran vistosas ofrendas en los altares familiares y en los camposantos, y se preparan tamales de frijol y caldos sin picante para los “angelitos”, lo mismo que guisos, pulque y mezcal para los adultos. Así inicia la celebración de Gotû o la Fiesta de Todos Santos en Santa Ana Hueytlalpan, en Hidalgo.

 

Entre música y risas, “porque somos felices y bailarines”, según expresó Luvia Lorenzo Guevara, delegada de dicha comunidad del municipio de Tulancingo de Bravo, un atisbo de dicha tradición fue traído, a manera de una exposición temporal, al Museo Nacional de Antropología (MNA), la cual puede visitarse hasta el 3 de noviembre de 2024.

 

Al inaugurar la muestra, titulada Gotû. Fiesta de Todos Santos, el secretario técnico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dependencia de la Secretaría de Cultura federal, José Luis Perea González, agradeció a la comitiva de pobladores yühu de Santa Ana Hueytlalpan por acceder a colaborar con el recinto.

 

“Las fiestas en honor a los difuntos son una de las manifestaciones mexicanas más bellas, reconocidas a nivel mundial. Tienen que ver con la vida, con la muerte y con nuestras identidades”, declaró el antropólogo.

 

Acompañado del titular del MNA, Antonio Saborit García Peña; del subdirector de Etnografía del museo, Arturo Gómez Martínez, y la académica especializada en la región nahua y curadora de la instalación temporal, Lourdes Báez Cubero, el funcionario destacó la ofrenda del MNA como una tradición en sí misma, porque, año con año, brinda a visitantes nacionales y extranjeros la oportunidad de conocer una visión particular del mundo, ligada al culto de aquellos que se nos han adelantado en el camino.

 

Con la presencia del investigador francés Jacques Galinier, cuyas investigaciones pioneras, desarrolladas a partir de la década de 1970, contribuyeron a difundir la riqueza cultural de los yühu, etnia ligada a la tradición otomí, Luvia Lorenzo y Adelina Allende Tolentino explicaron, en su idioma materno y en español, la ritualidad detrás de Gotû, como denominan al conjunto de actividades realizadas entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre, días de mayor cercanía entre los planos de la vida y la muerte.

 

En primer lugar, para recibir a los “angelitos”, es decir, a las almas de los niños, quienes arriban al mediodía del 31 de octubre, se degustan platillos como atoles, dulces y caldos de res con col, para luego despedirse de sus familiares, a la misma hora del día siguiente.

Tan pronto ellos se retiran, se da la bienvenida a los adultos, con quienes se convive desde el mediodía del 1 de noviembre en los espacios domésticos. “Es nuestra tradición pasar toda la noche platicando entre nuestras familias, cerca del altar, contando leyendas e historias para hacer compañía a los difuntos que nos visitan”, relató Luvia Lorenzo.

 

En Santa Ana Hueytlalpan se dedica especial atención a la visita de los cementerios, el 2 de noviembre, adornando las tumbas con vistosos decorados hechos con velas, guirnaldas y varas con sartales de flor de cempasúchil.

 

“Dentro de esta comunidad existe otra costumbre -ahondó la antropóloga Lourdes Báez-, la cual tiene que ver con la preparación de ofrendas entregadas a quienes tienen parientes que fallecieron hace menos de un año. Por la tarde del 1 de noviembre, circulan por el pueblo muchas personas con canastas cubiertas con servilletas bordadas y colocadas cuidadosamente, en cuyo interior se llevan velas decoradas, varas con flores, frutas y panes que se obsequian a los difuntos recién fallecidos”.

 

Gotû, concluyeron Luvia Lorenzo y Adelina Allende, es una fiesta, pero también un momento de reflexión. Los vivos deben honrar a los muertos usando sus mejores prendas, colocando en sus altares maíz y otros frutos de la tierra, para mostrarles que es tiempo de abundancia.

 

Incluso, el respeto se manifiesta desde el hecho que todos los elementos que son llevados a los cementerios para la limpieza y el decorado de las tumbas deben transportarse a pie, pues es mal visto cargar tales objetos en automóviles.

 

“Santa Ana Hueytlalpan es un lugar lleno de cultura. La oportunidad que el Museo Nacional de Antropología nos brinda para instalar esta ofrenda permite mostrar al mundo nuestras formas de vida y tradiciones”, finalizó la delegada municipal.

 

La exposición y ofrenda Gotû. Fiesta de Todos Santos puede visitarse en el patio central del MNA, frente al Paraguas. El acceso es con boleto de entrada al museo. Los domingos la entrada es libre para el público nacional y extranjeros residentes, con documento probatorio.

 

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